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El puntalAntonio Jiménez

«Marlaskazo» Supremo

Supongo que no habrá mayor deshonra para quien procedente de la judicatura llega a la política y es acusado en sentencia de abuso de poder y de ejercerlo de forma desviada

Me pregunto por la metamorfosis experimentada por un tipo que salió de la Audiencia Nacional prestigiado por su innegable compromiso desde la justicia en la lucha contra el terrorismo de ETA y en defensa de sus víctimas, para convertirse, una vez instalado en el Gobierno, en el complaciente ejecutor de medidas que benefician a los pistoleros de esa misma banda que combatió como togado, mientras humilla y hiere a las víctimas que apoyó.

Fernando Grande-Marlaska quemó hace tiempo las naves de la reputación togada con la que llegó a un ministerio en el que viene actuando, no como un ponderado profesional y hombre de Estado, sino como un entusiasta «sanchista», neoconverso de la política militante, que se conduce con sectarismo y toma decisiones ilegales como el cese del coronel Pérez de los Cobos.

La demoledora sentencia del Tribunal Supremo desnuda los argumentos de la supuesta falta de confianza en el coronel esgrimida por Marlaska para justificar su cese impuesto por Moncloa y consumado servilmente por él.

Ha sido un «Marlaskazo» en toda regla el que el Tribunal Supremo ha propinado al ministro del Interior por interferir en unas pesquisas judiciales sobre las que el coronel Pérez de los Cobos tenía orden expresa de la juez de guardar silencio y de no informar a nadie. Tampoco al ministro. Fue, por tanto, una destitución ilegal y arbitraria motivada vagamente y de manera imprecisa con expresiones opacas, señala la sentencia.

Supongo que no habrá mayor deshonra para quien procedente de la judicatura llega a la política y es acusado en sentencia de abuso de poder y de ejercerlo de forma desviada.

Aparentemente, Marlaska no se ha dado por enterado y, lejos de asumir humildemente el fallo reprobatorio, ha puesto el ventilador en marcha con insidias y acusaciones falsas y difamatorias contra Pérez de los Cobos que, sinceramente, espero y deseo, sustancie el coronel en los tribunales con una querella de la que el ensoberbecido ministro responda en justicia.

Es una torpe maniobra de distracción de Marlaska para justificar la supuesta desconfianza en la que fundamentó el ilegal cese que no evitará , sin embargo, salvo que incurra en desacato, la obligación que le impone la sentencia de restituir al coronel al frente de la comandancia de la Guardia Civil en Madrid y recompensarle con los haberes que le corresponden desde que fuera apartado del cargo.

Que nadie dude que Marlaska no desacatará al Supremo como un vulgar independentista y restituirá a Pérez de los Cobos, pero a renglón seguido, en otro ejercicio de sectarismo y de abuso de poder, que nadie dude tampoco que lo cesará con una motivación rebuscada y acorde con la sentencia del Supremo.

Y será legal pero incurrirá en otra más de las indignidades que viene cometiendo al frente de Interior y supondrá incidir en la misma tropelía con la que truncó temporalmente la carrera profesional de Pérez de los Cobos al que un nuevo Gobierno, con Feijóo en la Moncloa, debería desagraviar con el nombramiento de General.