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Al bate y sin guanteZoé Valdés

Trump, JFK, Clinton, Obama, Hunter Biden, Tito Berni 'and company'

Nadie dimite, nadie es tocado ni con el pétalo de una rosa, ahí siguen en el poder y seguirán con sus desmanes

Es muy probable que el presidente 45 de Estados Unidos, Donald Trump, a esta hora en la que escribo esta columna y que ha sido ya imputado por supuesto pago a una prostituta con dinero proveniente de su campaña, no pueda continuar por tercera vez con la carrera hacia las presidenciales del 2024, pese al nivel de popularidad de la que goza que se ha multiplicado tras la acusación. Esta imputación significa ya que Estados Unidos se ha convertido en un estado totalitario, stalinista, vía al comunismo, con todo lo que eso conlleva.

Me cuenta una amiga cubanoamericana: «Lo de treinta y tantos cargos es fuera de lo común, dicen que denota un caso débil, y que cada pago lo están considerando separadamente para armar sensacionalismo… Filtraron que el Gran Jurado no se volvería a reunir hasta dentro de un mes, por el contrario se adelantaron y se reunieron el martes, el miércoles, y ayer jueves... Hasta Trump se ha sorprendido; son tan bajos…».

No es que sean bajos, es que son social-comunistas. No hay bajeza más grande que la que proviene de un social-comunista. Es cierto que lo que está sucediendo en Estados Unidos clama al cielo. Pero no es que suceda como algo novedoso, no, ocurre desde hace décadas: la ley del embudo.

Recuerden que John Fitzgerald Kennedy, el presidente demócrata traidor de los cubanos y de la Brigada 2506, salió electo mediante fraude con ayuda de la mafia norteamericana. JFK, un enfermo sexual, al igual que su hermano Bob, del que se ha escrito que asesinó a Marilyn Monroe, a la que compartió como amante con el presidente, o sea, su hermano, quien abusaba de una becaria de diecinueve años llamada Mimi Alford, la que escribió un libro, véanlo aquí, donde denunció que el presidente balaceado en Dallas la obligaba a hacer sexo con él y con su guardaespaldas en la piscina de la Casa Blanca. A esta mujer no sólo no la quisieron oír, la trataron de silenciar; de hecho, lo lograron. Vive todavía, nadie la entrevista, más bien la ocultan, la ningunean. JFK nunca ha sido fuertemente criticado por estas vejatorias acciones.

De Hillary y Bill Clinton ni hablemos. Recordarán que Bill Clinton también hacía sexo con una becaria, Mónica Lewinsky, en el mismísimo Despacho Oval de la Casa Blanca; mientras conversaba al teléfono con el líder y hombre de estado palestino Yasser Arafat, le introducía un tabaco en las partes íntimas a la becaria. Pese a que el escándalo se hizo público y fue tal que se consideró la impugnación de su mandato, nada sucedió. Su esposa lo perdonó, continuó en el cargo de presidente, y de paso ella fortaleció la idea de convertirse en la primera mujer presidente de Estados Unidos.

Hillary Clinton devino secretaria de Estado, aunque no logró la presidencia. Bajo el ejercicio del poder político y durante su mandato se filtraron al mundo entero cientos de emails comprometedores de política interna y política exterior desde una dirección de email particular a su nombre. Nadie sabe cómo, pero las computadoras cuya pertenencia era evidente, fueron destrozadas a martillazos. Ningún tribunal consiguió inculparla, y pese al suceso de la embajada en Benghazi, considerado como uno de los más traidores contra Estados Unidos, esta señora sigue en libertad. Todo el que investiga el más mínimo detalle acerca de esta pareja, como el robo a través de su fundación de donaciones a Haití tras el terremoto, aparece extrañamente 'suicidado'.

De Barack Obama, ayparfavar, con sólo lo que le dijo a Dimitri Medvedev, si lo hubiera hecho Trump, lo habrían fusilado: «Voy a flexibilizar…» (aquí el vídeo). Ahí está Obama, como dijo Pepe Forte en El Ático de Pepe, muy repantigado en su multimillonaria mansión.

Por otro lado, los escándalos de corrupción, pornografía, drogadicción, y violación de menores de Hunter Biden, hijo del fraudulento presidente Joe Biden, fueron hallados en una computadora que el FBI quiso hacer desaparecer. Varios de esos escándalos de corrupción involucran a su padre mientras fue vicepresidente de Estados Unidos con Barack Obama como presidente. Además, para nadie es un secreto que a Biden le encanta pegarse a los niños, olerlos, manosearlos, así como a las mujeres jóvenes. Nadie, o muy pocos, les han cuestionado nada; el caso de Hunter Biden se eterniza en algún juzgado. Veo poco probable que sea enjuiciado y condenado.

Pero esto no acontece sólo en Estados Unidos, estos casos de corrupción, prostitución, drogadicción, han acontecido también en España, tras la implicación del diputado socialista conocido como Tito Berni, y mucho antes, los ERE en Andalucía, etcétera...

Tanto el Partido Demócrata como el PSOE, amantes de la buena vida y de los lujos, del despilfarro, de la corrupción, del goce con meretrices, de la alianza con asesinos terroristas, y de aspirar polvo blanco más que una Dysson de doceava generación, tienen algo en común: son social-comunistas. Nadie dimite, nadie es tocado ni con el pétalo de una rosa, ahí siguen en el poder y seguirán con sus desmanes. Saben que por ser de izquierdas nada ni nadie les moverá de sus puestos. Y para colmo, surge Sumar, que como ha dicho alguien, es el vientre subrogado del PSOE, y cuidado no sea al revés.

El ensañamiento contra Donald Trump sólo tiene una explicación: ha sido el único presidente que los ha enfrentado a todos, a nivel planetario. Desde que recién se presentó como presidente para el 2024 las encuestas lo dan como ampliamente ganador por encima de Ron DeSantis. Eso no lo pueden soportar los demócratas, pero tampoco los republicanos, que también a estas alturas en que escribo, están más que dormidos, están rendidos en los laureles.