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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Domingo

Se añade a la cristiana efeméride el estallido de la primavera

El Domingo, con mayúscula, es el de Resurrección. Se añade a la cristiana efeméride el estallido de la primavera. Todo es luz. Por aquí, norte de España, en la provincia de Santander, en Asturias, Palencia y Burgos, los ganaderos siguen sufriendo los ataques del lobo. Sucede que el Gobierno está del lado del lobo, y no de los ganaderos. Para mí, que ya va siendo hora de exigir a la ministra de Transición Ecológica, la despeinada, que incluya entre sus asesores enchufados al Lobo Feroz. Una decisión valiente, porque se enfrentaría a Irene Montero y Ione Belarra, más inclinadas a reconocer los méritos de Caperucita. Feroz, ignorando la medida de la Fiscalía de castigar la poca destreza en la seducción, fue un delincuente. Se comió a la abuela de Caperucita con el único fin de seducir a la pobre niña. Pero la niña se apercibió de la suplantación y llamó a un cazador para que le diera al lobo matarile. El desenlace es que él enfrenta a las dos sensibilidades del Gobierno de España. Para la ministra Ribera, Feroz es víctima de la mala prensa, y todos los ecologistas sandía apoyan su defensa del lobo. Para las ministras podemitas, Feroz es un machista acosador, si bien le perdonan la gastronómica culminación de engullirse a la abuela, reconocida franquista. Pero consideran que la treta, el engaño, de recurrir al disfraz para abusar sexualmente de la nieta mientras hacía la digestión de los muslos y glúteos de la abuela, le concede a Caperucita el marco legal de la Ley «sólo sí es sí», si bien deploran la petición de auxilio al cazador que pasaba por ahí y la empanada de tiros que acabó con la vida de Feroz. Y es lo que están tratando en este Domingo de Resurrección, en el chalé de Galapagar, Irene, Ione, Isa, la Rosell y Pam.

Porque ¿ cómo es posible que la ministra Ribera nombre asesor a Feroz, si Feroz es la víctima de un sanguinario cazador? Conocedor de la trifulca, desde La Mareta, la casa que Hussein de Jordania regaló al Rey Juan Carlos I y éste cedió de inmediato al Patrimonio Nacional, Pedro Sánchez ha mostrado su preocupación por el enfrentamiento de las dos sensibilidades del Gobierno en un asunto tan serio, y que nada ayuda en tiempos cercanos a las elecciones autonómicas y municipales. Las derechas están con Caperucita y en contra del lobo, y las izquierdas con el lobo y en contra de Caperucita, exceptuando a las churris de Irene. Yolanda Díaz no ha manifestado aún de qué lado se encuentra, a la espera de la decisión de Sánchez. Y el barullo es grande. Hasta el momento, la decisión más inteligente la ha adoptado el ministro Alberto Garzón que, al ser preguntado al respecto, ha manifestado que él creía que lo de Caperucita y el Lobo Feroz era un cuento, y que no tiene intención de posicionarse mientras no le envíen a su despacho la documentación precisa. Al menos, en la presente ocasión, Garzón ha actuado con inteligente prudencia.

Bolaños ha sido tajante. –Feroz es una víctima más del franquismo. Caperucita conocía a la perfección la debilidad anímica de Feroz, cuyos padres, lobos de los montes norteños, fallecieron durante el principio de la campaña de Santander en Cabañas de Virtus, abatidos por las fuerzas franquistas al mando del capitán Sagardía. Y que el Lobo Feroz, que quedó huérfano y amaba a sus padres con locura, descubrió que en la cesta que llevaba Caperucita la merienda a su abuela, ocultaba una fotografía de Franco. Feroz no se comió a la abuela de Caperucita por apetencia, sino por venganza por lo que los franquistas hicieron con sus padres–, ha concluido Bolaños para poner los puntos sobre las íes y las cosas en claro. Marlaska, en cambio, oficiosa que no oficialmente, ha comentado a sus íntimos que «Feroz era un machista malote que expulsó de su manada a dos preciosos congéneres que huían de las lobas cuando éstas, por motivos estrictamente naturales, les solicitaban ser seducidas».

El lío se ha convertido en una guerra entre las llamadas «dos sensibilidades» del Gobierno de España. Y Sánchez ha exigido prudencia a los bandos contendientes.

Yo, que tengo muchos amigos ganaderos en La Montaña y en Asturias, estoy en contra de Feroz. Y sé que me la estoy jugando.

Primavera.