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Cosas que pasanAlfonso Ussía

El trovador romántico

La gente en general, incluida la suya, ha enlazado esa insignificante raya blanca con un producto ilegal procedente de Colombia o México, naciones de hondo y bellísimo folclore, dicho sea de paso. Para mí, que se trata de polvos de talco

Una imagen se ha hecho viral en las redes. Se trata de una imagen real, no trucada. Me ha sorprendido favorablemente. Envidio, desde el buen envidiar, a los hombres que saben tocar la guitarra y acompañar con sus rasgueos tonadas de amor. El que escribe tiene una magnífica voz de barítono, como Eduardo Falú, Blas Infante o Jorge Negrete. Pero jamás conseguí iluminar sonidos con una guitarra. Me habría convertido en un seductor con destreza, libre de las persecuciones de la Fiscalía. Porque nada seduce más y mejor a una mujer que un trovador romántico que cante exclusivamente para ella. El documento gráfico al que me refiero nos regala un paisaje íntimo y acogedor. Pablo Iglesias, más aseado que de costumbre, toca la guitarra e interpreta una canción de amor a Irene Montero, que agradece con una amplia sonrisa el esfuerzo canoro de su macho alfa. Una escena, no sólo prometedora, sino inmersa en la culminación del arte musical.

Me gustan las rancheras y, a pesar de la cursilería de muchos de sus textos, las zambas, vidalas, chacareras, milongas, cuecas, chamamés y canciones del norte argentino. El alma de Salta, Jujuy, Santiago del Estero y Misiones. Fui muy amigo de Los Chalchaleros, y tengo el repertorio completo de Los Fronterizos, Jorge Cafrune, Horacio Guarani, y Eduardo Falú. Soy pariente y seguidor de Los Granjeños, un grupo español que canta al ritmo de Los Chalchaleros, aunque caiga reiteradamente en el error de intentar imitar el acento argentino. Dicen «ehperansa» en lugar de esperanza, y «corasón» cuando se refieren al corazón. Eduardo Polo Román, bombista de Los Chalchas y Juan Carlos Saravia, fundador y el más grande de la historia de Los Chalchaleros, me lo comentaron. –¿Por qué «pronunsian ehperansa y corasón si son de Segovia?» Ahí tenemos la extraordinaria versión de la Luna Tucumana de María Dolores Pradera, que canta al gaucho argentino sin moverse de su acento madrileño. Pelillos a la mar.

No creo que Pablo Iglesias, que es un hombre de reconocido mal gusto, le interpretara a Irene Montero una ranchera o una zamba salteña a su sometida mujer. Quizá el Bella Ciao o el Abuelo Víctor de Víctor Manuel, el minero jubilado con la nerviosa vara de avellano. Pero ella está encantada. Tan feliz que se le ha olvidado limpiar la mesa que separa su amor sonriente de la voz cautivadora de su hombre, al que le debe bastante. Y ahí está el lío. Los seguidores de las redes sociales han reparado que, sobre la mesa, en sospechosa forma, se advierte una raya con un producto de color blanco. Ganas de perjudicar un instante solemne de interpretación artística. Esa raya de producto blanco bien puede ser el resto de unos polvos de talco para aliviar un escozor infantil. Bien puede ser azúcar de fallida inclusión en la taza de café. Bien puede ser un producto quitamanchas que ha sobrado después de adecentar los almohadones del porche del chalé. Bien puede ser leche condensada en polvo. Pero la gente en general, incluida la suya, ha enlazado esa insignificante raya blanca con un producto ilegal procedente de Colombia o México, naciones de hondo y bellísimo folclore, dicho sea de paso.

Para mí, que se trata de polvos de talco.

Y que la imagen es bellísima.