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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Recado a Ursula von der Sánchez

Mientras vigilas con lupa a polacos y húngaros, intercambias complicidades y risitas con el político más vidrioso de la UE

Querida Ursula Gertrud, antes de enviarte esta misiva he ojeado tu biografía, tus 64 años de vida. Sobre el papel encarnas a la clásica conservadora alemana: casada con tu pareja de siempre y madre de siete hijos, descendiente de una familia de industriales muy relevante; una estética camp, que parece extraída de un fotograma de Sonrisas y lágrimas; y un extenso currículo en la CDU democristiana, con tres carteras ministeriales con Merkel, incluida la de Defensa.

Pero cuando se rasca un poco emerge otra imagen. La hija de un alto funcionario europeo, nacida y criada en Bruselas. Una médico políglota y cosmopolita, con estudios en Londres y una estancia de varios años en Estados Unidos. Y si seguimos rascando descubrimos algo más: una manera de ver el mundo que concuerda mucho más con el «consenso progresista» que con los valores conservadores (lo cual ya te valió en su día las críticas del ala diestra de la CDU, por tus reformas tomadas de la izquierda y extrañas a la moral cristiana).

Se te ve el plumero a distancia. A pesar de los años con Merkel, las chaquetas austríacas y el cardado de laca de gran señora burguesa has abrazado todo el catecismo de la izquierda populista (incluida la seudo religión climática y la brasa fiscal a las empresas por sus beneficios «obscenos»). Lo que no sabemos es si lo has hecho para medrar y flotar, pues esa ideología es la que hoy se estila en Bruselas, o si realmente te lo crees.

Dado tu barniz de «progresía», no resulta tan extraña tu complicidad con quien se presenta como el referente de la izquierda europea, nuestros Peter (aunque no deja de sorprender el nivel de arrobo, ojitos y sonrisas cómplices que despliegas en vuestros encuentros). Tal vez te resulte grata la apostura del personaje, su taimada zalamería, su inglés de niño bien al que sus padres le pagaron una onerosa enseñanza privada… Pero me temo que no sabes bien con quién tratas.

Permite, querida Ursula, que te aportemos un poco de información sobre tu pareja de baile. Mientras te dedicas a vigilar con lupa a Polonia y Hungría, por el gravísimo pecado contra el «progresismo» de alentar una contrarrevolución conservadora de matriz cristiana, resulta que toleras sin pestañear los constantes abusos del presidente Sánchez contra las normas de la UE, una reglas que por razón de cargo estás obligada a defender.

Tu amiguete, querida Ursula, ha sido condenado por dos veces por el Tribunal Constitucional por imponer un estado de alarma abusivo (lo cual en cualquier otro país europeo le habría costado el sillón). Tu amiguete acaba de amenazar por carta con represalias fiscales a una empresa que con todo el derecho quiere disfrutar de la libre circulación de personas, capitales, mercancías y servicios consustancial a la UE. Tu amiguete ha acometido un asalto bolivariano a la justicia que casi deja a Netanyahu y Orban como unos virtuosos. Tu amiguete miente como quien respira, empezando por las falsas promesas con que ganó las elecciones y siguiendo por su tesis plagiada (algo que en tu Alemania acaba en dimisión obligada). Tu amiguete practica el nepotismo con un descaro que era desconocido en la democracia española hasta su llegada. Tu amiguete ha llegado a la osadía de colocar a un militante de su partido al frente del instituto nacional de encuestas para que haga sondeos trucados a su mayor gloria. Tu amiguete, Ursula, se mantiene en el poder sometido a partidos que tienen como meta declarada destruir España (¿como presidenta de la Comisión Europea te parece adecuado que el cuarto mayor país de la Unión sea desguazado por los intereses ombliguistas de un señor que como no logra los votos suficientes jugando limpio?).

Querida Ursula, convendría que fueses espabilando y le enseñases de una vez la tarjeta amarilla a un mandatario que ha destapado una peligrosa alma de autócrata. Tu amiguete está acometiendo una reforma constitucional encubierta, y si continúa en el poder una legislatura más, España pasará a ser ExEspaña. Así de sencillo.