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Post-itJorge Sanz Casillas

Y después de Pedro Sánchez, ¿qué?

La última vez que gobernó la derecha en España la cosa terminó con una sensación de oportunidad perdida

Entre mis mayores, a quienes procuro escuchar con atención, hay quien asegura que hubo un tiempo en que el PSOE lo hacía realmente bien, que era un partido moderno, reformador y con ideas… Sin embargo, soy incapaz de atribuir todos esos adjetivos al PSOE con el que he me ha tocado vivir. No tengo intención de poner por escrito mi edad, pero pertenezco a una generación que descubrió la belleza de Halle Berry no por 007 sino por los Picapiedra. Suficiente en tal caso para conocer la vida y obra de José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez, últimos capitanes de esa nave desnortada.

Con el PSOE que he conocido, al contrario que con las vacunas o los antibióticos, los riesgos han superado ampliamente a los beneficios. Sin ánimo de ser muy exhaustivo, hoy tenemos menos PIB que en 2020, menos poder adquisitivo que en 2021 y, hasta ayer, salía más barato depredar a las mujeres que en 2022. A cambio, terminaremos 2023 más pobres e inseguros.

La última idea ha sido «movilizar» 50.000 viviendas de la Sareb «para alquiler social y asequible», a pesar de que cualquiera que se haya visto el catálogo sabrá que las casas que ahí se ofrecen están muy lejos de arreglar el problema de la vivienda en España. Al día siguiente, y como se pilla antes a un socialista que a un cojo, Pedro Sánchez anunció que vamos a dedicar 4.000 millones de los fondos europeos a construir casas destinadas al alquiler social. Es decir, vamos a emplear el dinero de Europa (que estaba pensado para modernizar la economía) en uno de los oficios más viejos del mundo: poner ladrillos.

¿Y cuál es la alternativa? Pues la que señalan los sondeos. «Es lo que hay», que diría Koeman. ¿Será suficiente y satisfactoria? Lo desconozco. La última vez que gobernó la derecha en España la cosa terminó con una sensación de oportunidad perdida. La mayoría absoluta de 2011, en un contexto de crisis como el que había y con Europa exigiendo austeridad, era la ocasión perfecta para haber depurado el Estado; para en nombre de la contención del gasto haber eliminado toda esa grasa que está poniendo en peligro la estabilidad financiera del país. Sin embargo, deuda y déficit siguieron sin que nadie los abrochara.

A veces me pregunto qué habría sido de España si la mayoría absoluta de Rajoy la hubiese agarrado Sánchez. Si con una mayoría anómala ha tomado el CIS, el INE y ha legislado a troche y moche (con los efectos de sobra conocidos) qué no habría hecho con 186 escaños. Pánico.