Del pobre 'penetra' al de las FARC
El «penetra» con clase se cuela, bebe los mejores licores, come lo más exquisito y baila con la más guapa
En Brasil, los que se cuelan en los grandes festejos son conocidos como los «penetras». Existen «penetras» de diferentes categorías.
En las fiestas particulares del carnaval de Río, si no se cuela el «penetra» de moda, la fiesta se considera fracasada, rebajada de interés. Invitar a un «penetra» se considera una falta de educación imperdonable, por ser el «penetra» el que decide dónde colarse. Y cuando se cuelan en cualquier ambigú los «penetras» de moda, la cena o el baile alcanzan la más alta categoría social. Pero un gran «penetra» no se cuela para que le pongan una silla. En tal caso, es socialmente repudiado. El «penetra» con clase se cuela, bebe los mejores licores, come lo más exquisito, baila con la más guapa, y entra en lo muy probable que termine retozando en la cama con la anfitriona, mientras el marido comenta entusiasmado a sus invitados. «Mi mujer, Gisella, está echando un polvinho» con el «penetra». Y en ese caso, es felicitado por todos los asistentes al festejo.
Bolaños no había sido invitado al acto institucional de la Comunidad de Madrid que conmemora el 2 de Mayo, el día de la Cólera popular, el principio del fin de la ocupación napoleónica de España. Y en lugar de comportarse como un «penetra» con clase, ha implorado a la presidente Ayuso, que admita su presencia y le adjudique una silla en la primera fila del público. Una vergüenza. Un ministro del Gobierno no puede caer tan bajo. Al final, Isabel Díaz Ayuso le ha asignado una silla y permitido entrar sin invitación al acto. Como su presencia en Guernica no queda lejana, no se sabe si ha acudido en representación de Sánchez o del Gobierno «legal» de 1937, pero en cualquiera de los casos, ha quedado muy mal. Para colarse hay que tener dignidad y gracia. A la recepción vespertina que los Reyes Juan Carlos y Sofía ofrecían a escritores y periodistas el 23 de abril, fueron invitados «Don Manuel Summers y Señora».
Pero no fue requerido José Luis Coll, que se sintió apesadumbrado por el olvido. Manolo Summers le ofreció acudir como la señora de Summers, y Coll, más Bolaños que «penetra», aceptó. Al llegar en el coche de Summers a la entrada de La Zarzuela en la carretera de El Pardo, un Guardia Real les solicitó la invitación. El Guardia reparó en Coll. –¿La invitación del señor, por favor?– Y Summers , con su ceceo onubense le aclaró la situación. –Zi, ez Jozé Luiz Coll, pero viene como mi zeñora–. Al Guardia Real le entró la risa, consultó por un teléfono, se acercó de nuevo al coche y les dio paso. –Puede usted pasar con su señora–. Al saludar a los Reyes, el Rey le comentó: –Manolo, la señora que has traído es bastante fea–.
Y de la Comunidad con el colado de la silla al Ayuntamiento. Nos visita el sinvergüenza, amigo de los narcoterroristas de las FARC, Gustavo Petro, lamentable presidente de Colombia. Sánchez le ha concedido la Gran Cruz de Isabel la Católica, pero carece de poder y derecho para conceder la Medalla de Oro del Ayuntamiento de Madrid. Esa medalla la otorga el Alcalde de la Villa y Corte con el apoyo del pleno municipal. Y Almeida ha concedido al cómplice del narcoterrorismo de las FARC, la Medalla de Oro de la ciudad de Madrid, y el día que me lo encuentre, le pediré que me lo explique. Este alcalde, que personalmente me cae muy bien, es como la yenka. Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, un, dos tres.
Como madrileño, –y perdón por la presunción–, poseo la Medalla de Oro de la Comunidad y la Gran Cruz de la Orden del 2 de Mayo, también de la Comunidad de Madrid. De haber tenido el honor de poseer la Medalla de Oro del Ayuntamiento, ya estaría de vuelta a su lugar de origen con una amable y contundente carta de renuncia. Tener la misma distinción que un narcoterrorista de las FARC, no se incluye entre mis posibles satisfacciones. Me avergonzaría.
Mucho más divertido lo de la silla del pobre Bolaños.