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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

MAR, nuevo gol por la escuadra en Sol

El gurú de Ayuso ha vuelto a demostrar que es el mejor del gremio toreando a Bolaños como a un pipiolo

Actualizada 22:28

El trabajo de los gurús que asesoran a los políticos es ingrato y además suben y bajan como la gaseosa. «El día que empiece a gustar a la gente empezaré a perder mi poder», solía musitar Peter Mandelson, el cerebro gris de Blair, apodado significativamente como «El Señor de las tinieblas».

Los «spin doctor», como se les conoce en el mundo anglosajón, trabajan a la sombra del líder, surtiéndole de ideas y del guion de la propaganda. Pero el aplauso se lo lleva el político. El gran público solo suele reparar en el gurú el día que su jefe lo decapita una vez exprimido su talento. Es un oficio de ciclos cortos. El tan valioso como áspero Dominic Cummings ideó toda la exitosa campaña del 'Leave' en el Brexit, mientras Boris paseaba su despeinado rubio de aquí para allá en un autobús propagandístico. Pero una vez que llegaron al Número 10, Johnson lo largó a los quince meses. Otro fuego de mecha corta fue Steve Bannon, el inteligente, pero desmedido estratega que llevó a Trump a la Casa Blanca en 2016.

¿Quién es el número uno del gremio en España? En su día, el donostiarra Iván Redondo hizo mucho autobombo hiperbólico de sus habilidades. Pero probablemente el mejor en este difícil oficio de tinieblas sea Miguel Ángel Rodríguez, MAR, pucelano de 59 años, en la actualidad «spin doctor» de Isabel Ayuso. Ha dado tres recitales: 1.- El arrojo de adelantar las elecciones cuando Moncloa quiso hacerle la cama al Gobierno de Madrid con aquella estrepitosa maniobra con Ciudadanos iniciada en Murcia. 2.-Su manejo de la crisis con Casado, quien acabó perdiendo su poltrona genovesa. 3.- Y ya a menor escala, la manera en que ha trasquilado a Bolaños tras su autoinvitación del 2 de mayo.

MAR lleva muchas horas de vuelo. Tras bregar brevemente en el periodismo local de su ciudad, con solo 23 años se convierte en portavoz del Gobierno de Aznar en Castilla y León. Luego, ya en Madrid, se le atribuye el pegadizo «váyase, señor González». Entre 1996 y 1998 se convirtió en portavoz del Gobierno de España, y entonces abandonó la política. O tal vez la política lo abandonó a él, porque en su primera etapa su presencia resultaba un tanto exuberante de más, no había atemperado todavía el entusiasmo juvenil que tantas veces nos calienta la boca. De la moqueta pública saltó a la publicidad y el marketing, con importantes puestos. Ganó un pastizal, escribió seis novelas, enredó por las tertulias… y por fin reapareció en la política 21 años más tarde para pilotar la forja del fenómeno Ayuso. Esta vez, ya con canas, su voz de tiple, su risa fácil, su humor con retranca y sus salidas ocurrentes quedan en la reserva, entre bambalinas. Ha encontrado además una actriz perfecta para sus guiones, con la que ha establecido gran complicidad.

Hoy la información caduca de manera tan vertiginosa que parece que ha pasado una eternidad desde que cayó Casado, pero sucedió hace solo 14 meses. El capote de MAR lo toreó en aquella crisis como si fuese un torito enajenado por los nervios y las inseguridades. Manejó fatal las ambiciones más o menos soterradas de la lideresa madrileña. Se cegó hasta el punto de que se autoinmoló en una memorable entrevista de Carlos Herrera. Casado trabaja hoy para un fondo y Teo Egea, su fogoso ariete en aquellas amenas tardes, ha devenido en experto en criptomonedas.

La faena con Bolaños también ha resultado fina: primero dejar que se acerque el torito, que se confíe, que se crea el dominador del albero; luego guiarlo con un muletazo lento hasta la silla reservada entre las autoridades, para finalmente sacar el estoque cuando ya confiado trata de subirse chuletilla al palco de invitados. El ministro, que se plantó en el 2 de mayo en Sol para hacer campaña escandalizándose farisaicamente de que Feijóo había tenido un encuentro con fiscales, salía trasquilado por las menudencias del protocolo.

Imagino que Ayuso y MAR rubricarán a finales de mes una mayoría absoluta, apuntalada ahora por el gambazo de Bolaños. Cierro dejando caer un imposible: Génova debería alquilar los servicios del viejo MAR para la campaña de las generales, porque hoy no se divisa en España estratega electoral más habilidoso y a Sánchez no se le puede dar por muerto ni siquiera cuando ya lo esté.

(PD: Bolaños ya es carne de memes, lo cual enmarca una derrota absoluta. Algunos, bien graciosos, lo muestran ya tramando colarse en la coronación de Carlos III).

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