Inmobiliaria arbitral S.L.
En caso de sanción, el Barcelona tiene un interesante plan como digna respuesta al injusto castigo. Competir en la Liga de una nación de Oriente Medio o de los países árabes
Cuatro árbitros de la Primera División española están siendo investigados por corrupción a la vista de sus importantes inversiones inmobiliarias. Los cuatro se caracterizan por su animadversión por el Real Madrid y su profundo cariño por el Barcelona. En cuestiones de amores y desamores nada tengo que opinar, porque todo ser humano es libre de amar o detestar a quien ama y detesta. Lo extraño es que dos de los árbitros investigados por Hacienda han sido elegidos para arbitrar, hoy por la noche en Sevilla, la final de la Copa de Su Majestad El Rey. Uno sobre el césped con su pito, y otro desde la llamada Sala Var de Roures. Se me antoja, como poco, una falta de respeto al club aborrecido y un impulso anímico a su contrincante. Todo viene del lío de Negreira, que por orden de Franco, cuando Franco había fallecido 25 años antes, cumplió a rajatabla los deseos del jefe del Estado de ayudar al Barcelona, sin contraprestación económica alguna, y menos aún, sin intención de soborno. En «Madrit» se han inventado que el Barcelona, durante los mandatos de cuatro presidentes diferentes, con ánimo exclusivamente misericordioso y caritativo, ingresó en las cuentas de la necesitada familia Negreira más de siete millones de euros. En ese aspecto, el Barcelona es un club ejemplar, siempre preocupado por la angustia de las familias indigentes. Sucede que, por pura casualidad, mientras El Barcelona ayudaba a sobrevivir a Negreira padre y Negreira hijo, el equipo de la Ciudad Condal lo ganaba todo. Claro, que tenían a Messi, un futbolista extraordinario que nada tiene que ver con la ruina del «Barça». Jugaba gratis y no exigía mejoras en su contrato cada dos por tres. En España, por aquello de la inercia, algunos árbitros aún no se han apercibido del escándalo caritativo, y se empeñan en insistir en sus obras de misericordia. Nada más lejano a mi intención que la sospecha, pero creo que, en el presente caso, ni Rubiales, ni Sánchez Arminy, ni Medina Cantaleix han acertado, aunque nada tenga que ver el poder inmobiliario de determinados árbitros con los dineros emigrados desde La Masía a la necesitada familia Negreira, que siempre agradecido, superó el egoísmo y la avaricia, y repartió –eso dicen– una parte de la limosna parroquial entre otros compañeros más necesitados.
En Europa, al contrario, están elaborando un informe demoledor que puede obstaculizar durante algunos años la presencia del Barcelona en las competiciones europeas organizadas por la UEFA, o en otros torneos a cargo de la FIFA. No hay problema. En caso de sanción, el Barcelona tiene un interesante plan como digna respuesta al injusto castigo. Competir en la Liga de una nación de Oriente Medio o de los países árabes. Será muy cómodo para los futbolistas viajar cada siete días a Jordania o a Qatar para disputar los partidos de Liga. Pero siempre se presentan inconvenientes. Esos países cercanos también pertenecen a la FIFA, y para colmo, los gastos se multiplicarían por diez. No creo –es mi opinión– que Lewandovsky, el pegador Gavi, o el portero Ter Stegen, salten de gozo cuando sean informados y adiestrados para aclimatarse a la vida de los desiertos. Pero el plan parece interesante visto desde cualquier prisma.
Ese aumento en el gasto impedirá, probablemente, que el Barcelona pueda seguir ejerciendo la caridad entre algunos trencillas. Y me temo que tanto Rubials, como Tebas, como Sánchez Arminy y Medina Cantaleix, estén en disposición de seguir mandando en el fútbol español.
Aunque el fútbol en los patios de algunos albergues penales también tiene derecho a considerarse español, faltaría más.
El gran interés del partido de esta noche no es otro que la actuación de dos de los árbitros inmobiliarios. Y asistir a la escena que, probablemente, tendrá lugar sobre el césped sevillano. Un bravo y correoso futbolista del equipo navarro intentando detener a Vinicius. Un Vinicius gravemente lesionado en el suelo. Y el árbitro, consolando al arrepentido y noble futbolista navarro mientras el Var de Roures le recuerda al del pito sobre el césped que Vinicius se ha quejado en demasía y merece la expulsión. En el fútbol español todo es posible. Pero siempre limpio, sin mala intención ni intereses oscuros. Tan cierto es lo que digo, que podría ganar hasta el Real Madrid.