Supermercados Belarra, especialidad en frescos
El experimento de un súper público sería muy positivo, pero no por el motivo que piensan sus promotoras
Debido a una anomalía de nuestro sistema político provocada por el PSOE, una serie de sofistas de la izquierda populista, sin experiencia laboral alguna, han acabado okupando carteras ministeriales. Una de las personas elevadas a su umbral de incompetencia es Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales y Agenda 2023, que a sus 35 años desconoce lo que es tener una nómina en una empresa. Pamplonesa de cómoda clase media, estudió en un buen colegio católico concertado y luego papá y mamá le apoquinaron un graduado en Integración Social y sus estudios de Psicología en Madrid. Tras graduarse se apuntó al típico máster-no-me-apetece-ponerme-a-currar y anduvo zascandileando, hasta que en 2014 encontró el chollo de su vida: ingresar en Podemos. Con 28 años se convierte en diputada, se hace amiga de la mujer del gran jefe Iglesias Turrión, y hasta hoy…
Ione es un vergel de ocurrencias comunistoides, tan modernas como pueda ser el café de achicoria. Su última propuesta consiste en crear una cadena de supermercados públicos que haga frente a los que operan en el pérfido libre mercado. La iniciativa de un súper del Estado ha recibido muchas críticas. Sin embargo, puede resultar valiosa si se le da la orientación apropiada, que debería ser la siguiente: poner a currar en el súper a toda la cúpula de Podemos, a fin de que descubran por fin lo que es trabajar.
Como homenaje a su ideóloga, la cadena podría llamarse «Supermercados Belarra, especialidad en frescos». Una vez elegido el nombre comercial, el siguiente paso debe ser asignar roles. Pam se encargaría de la verdulería. Tito Garzón podría convertirse en responsable de la fruta, lo cual te obliga a levantarte a las cuatro y media de la mañana todos los días para estar como un clavo en Mercamadrid, el mercado central de frutas y hortalizas. Dado el conocido estajanovismo del personaje, sus permanentes lecciones de laboriosidad en el Ministerio Spa de Consumo, cuenten con que estará ávido de madrugar por el bien del súper del Estado.
Irene Montero, cuyo único trabajo fuera de la política fue como cajera en un súper, podría volver por sus fueros, y así aprovechamos su experiencia cualificada. Dada su sintonía con la clase trabajadora aceptará encantada. A Echenique lo veo también de cajero. Iglesias Turrión está claro que habrá de ocuparse de la locución del local, puesto donde además podrá escaquearse un poquillo y ver series en el móvil en las horas de curro mientras se sopla un botellín. Lilith Verstrynge, con su palidez espectral, se situará al frente de las estanterías de alimentos ecológicos y veganos. Yolanda Díaz podría Sumar con una importante aportación al frente de la pescadería, al fin y al cabo, ella es de puerto de mar y seguro que por el bien de «la gente» no le importa aparcar los atavíos de boutique y embutirse en un mandilón de plástico con olor a pescado. A Ada Colau estaba pensando en ponerla en la zona de repostería, pero me preocupa que pueda zamparse todos los bollos, habrá que recolocarla en «productos regionales». Como responsable de contabilidad, Monedero, es evidente. Y como jefe de seguridad, Julio Rodríguez, el general podemita.
Con este plantel de ensueño, el supermercado del Estado se convertirá en el éxito que esperamos todas, todos y todes. Y de paso, la mayoría de sus inventores tendrán la oportunidad de dar un palo al agua por primera vez en su día.
(PD: Decía Adam Smith, que conocía la psique de las personas, sus móviles y cómo funciona la economía, que «no es de la benevolencia del carnicero, el cervecero y el panadero de donde obtenemos nuestra cena, sino de su preocupación por lograr su propio beneficio». Pero Ione no está para clásicos. Es más profundo el comunismo TikTok).