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HorizonteRamón Pérez-Maura

De «Comunismo o libertad» a «O Sánchez o España»

Ayuso ya no tiene más votos que pescar en el centro. Ya se los ha comido y digerido todos. Ahora puede ganar terreno por el otro lado. Y probablemente es el único candidato del PP en estas elecciones que puede hacer una apuesta así

Escuchando las respuestas que daba Isabel Díaz Ayuso a las preguntas de Ana Martín en el desayuno organizado ayer por El Debate me vino a la cabeza la entrevista que le hizo Carlos Herrera hace exactamente cuatro años, el 9 de mayo de 2019. Lo recuerdo porque en ambos casos era el Día de Europa. Cuando Herrera le hizo aquella entrevista, la imagen que transmitía Díaz Ayuso era la de que no se sabía muy bien el temario. Respondía con vaguedades. Cuando decía que iba a bajar los impuestos Herrera le preguntaba cuáles y ella daba una larga cambiada. Yo era uno de tantos votantes madrileños que estaba descubriendo quién era Isabel Díaz Ayuso. Unos días antes El País le había hecho una entrevista de página entera que me sorprendió. Todavía no era candidata a nada. Sospecho que Pablo Casado y su equipo buscaban ganarse el agradecimiento del diario que nunca les agradecería nada. El resultado electoral fue el que todos conocemos: ganó las elecciones en la Comunidad de Madrid el PSOE con Ángel Gabilondo a la cabeza. Hacía 28 años que el Partido Socialista no ganaba las elecciones en esta comunidad. Pero Ayuso supo hacer una coalición con Ciudadanos a pesar de que su predecesor, Ángel Garrido, había desertado del partido con muy malas formas y se había incluido en las listas del partido naranja.

Dos años después Díaz Ayuso tuvo el valor de disolver la Asamblea de Madrid y convocar elecciones anticipadas. Ya entonces Gracita Bolaños le tenía en el objetivo y buscaba la forma de repetir en Madrid el golpe dado en Murcia. Díaz Ayuso se adelantó y se comió hasta el último diputado de Ciudadanos además de captar votantes del PSOE y contribuir a que Más Madrid superase a los socialistas. Fue en ese momento cuando el vago Pablo Iglesias, que nunca ha dado un palo al agua cuando de trabajar de verdad se trata, dejó la Vicepresidencia del Gobierno de la nación para ser candidato de Podemos a la Presidencia de la Comunidad de Madrid. La bofetada electoral fue de tal magnitud que Iglesias pasó de asaltar los cielos a sufrir la humillación de tener que postrarse ante la fuerza irresistible de la presidenta madrileña. Y le hizo un gran favor a Díaz Ayuso porque cuando anunció su abandono de Moncloa y su desembarco en la carrera electoral dio a la candidata del PP el lema electoral perfecto: «Comunismo o libertad».

En el desayuno de El Debate Ayuso ha presentado su gran lema para esta campaña: «O Sánchez o España». Y es un acierto. Porque como bien explicó, le preocupa España porque «todos somos España». Y ese «todos» incluye a todas las comunidades autónomas. Incluso las gobernadas por independentistas. Durante la segunda mitad de su exposición ella se dedicó a presentar su programa electoral. Lógico. Pero antes había hecho una reivindicación de la España en la que cree, una reivindicación de un Occidente con fundamento cultural cristiano y liberal y una denuncia del intento de imponernos un guerracivilismo laico. La apuesta que implica ese discurso me pareció, estratégicamente brillante. Ya se han precipitado algunos a decir que es un discurso contrario al de Núñez Feijóo y próximo a Vox. Esperaré sentado a ver si alguien desde Génova demuestra la más mínima discrepancia. Lo que sí sé es que para conseguir la mayoría absoluta que ansía, Ayuso ya no tiene más votos que pescar en el centro. Ya se los ha comido y digerido todos. Ahora puede ganar terreno por el otro lado. Y probablemente es el único candidato del PP en estas elecciones que puede hacer una apuesta así.