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Post-itJorge Sanz Casillas

Villarejo vota a Sánchez por «valiente»

Pocas cosas más incómodas para una persona recta que recibir el elogio de un presunto delincuente. Otra cosa es que el aludido lo sea

Dice el excomisario Villarejo que si llega vivo a diciembre –esto le pasa a muchos falsos justicieros, que necesitan que otro les pruebe la sopa por si les envenenan– que votará sin dudarlo a Pedro Sánchez porque es «el presidente más valiente» que ha conocido.

Pocas cosas más incómodas para una persona recta que recibir el elogio de un presunto delincuente. Otra cosa es que el aludido lo sea (recto, me refiero) y dirija sus actos conforme a lo que la gente común considera honorable. Un halago del excomisario Villarejo es como un improperio de Nadia Calviño: surte el efecto contrario del esperado. Si el primero te perjudica, el segundo es posible que te distinga como a una persona de probada virtud.

El otro debate es qué entendemos por «valiente», pues la determinación, como la feria, cada uno la cuenta según le va en ella. Pedro Sánchez fue valiente cuando aceptó que le hicieran la tesis doctoral aun a riesgo de que le descubrieran (como acabó pasando). También lo fue cuando se revolvió contra su propio partido y, previa tentativa de pucherazo a la sombra de un visillo, ganó las primarias.

Hace falta ser valiente para decirle a Ferreras en prime time que no dormirías bien si tuvieras ministros de Podemos en la reunión de los martes y abrazarte a Pablo Iglesias sólo 50 días después. También hace falta arrojo para, una vez conocida la sentencia del procés, salir ante la prensa y decir que «el acatamiento significa su cumplimiento, reitero: su íntegro cumplimiento». Pero mucho más, qué duda cabe, para indultar a esos mismos delincuentes año y medio después a cambio de unos tristes Presupuestos.

Se requiere también determinación para hacerse grabar diciendo que «con Bildu no se acuerda nada» y pactar luego con ellos toda clase de leyes. Incluso hace falta valor para mandar a tu mayordomo Bolaños, que se supone que es amigo, a hacer el ridículo a la fiesta del Dos de Mayo, pedirle que se comporte como el Pequeño Nicolás y sepultar de paso la candidatura de Juan Lobato.

Sin embargo, toda esa valentía se va por el desagüe cuando le toca pisar la calle. Y por eso su gente le prepara eventos blindados, en los que te piden el DNI no porque duden de tu mayoría de edad, sino de tu militancia. Al final la valentía, como el movimiento y la rectitud, se demuestra andando. Y si tus votantes más ilustres podrían ser Txapote o Villarejo, es que tienes un verdadero problema.