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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Campaña insufrible

A mí me basta la encuesta del CIS. Se vuelve del revés, se sacude, y se obtiene el resultado más aproximado a la realidad

Lo más aterrador, aburrido, falso, antidemocrático y necio en una democracia, es la campaña electoral previa a unas elecciones. Promesas irrealizables, mentiras encadenadas, sonrisas falsas, besos pringosos, proyectos inventados y representaciones ridículas. El ridículo no puede ocupar un espacio de tiempo tan prolongado. Propongo una campaña electoral de tres días. Por otra parte, tengo para mí que el 95% de los electores sabe a quién votará sin necesitar que los martiricen con tonterías. Creo, y me apena, que los políticos nos toman por idiotas. Y no andan descaminados. La ventaja que ofrece la actualidad respecto a las primeras campañas electorales, está en la estética de los que nos piden el voto. Las mamarrachadas que prometen a sabiendas de su falsedad, resultan menos hirientes que las de antaño, cuando los candidatos – especialmente los de la derecha-, acudían a los mítines vestidos de señores y señoras y no de senderistas de fin de semana. Anteayer, Sánchez prometió en Valencia la disposición inmediata de más de quinientos millones de euros para modernizar los centros de salud. Y yo me pregunto:

Si puede disponer de esos quinientos millones para modernizar los centros de salud ¿por qué no los ha modernizado en los últimos cuatro años?A raíz de la falsa promesa, los servicios de propaganda en las redes de los grandes partidos contratan a un grupo de viandantes que se prestan a responder las preguntas de los reporteros de las cadenas de televisión dominadas por el Poder, es decir, de casi todas. Y el contratado responde que sí, que ha cambiado su voto porque considera muy importante la modernización de los centros de salud. El candidato de Podemos al Ayuntamiento de Madrid, no modera la extravagante falsedad de sus promesas. «Madrid tendrá una playa por cada distrito». Recuerdo a los divertidísimos Guillermo Fesser y Juan Luis Cano, Gomaespuma, haciendo una encuesta en el chaflán de las calles de Velázquez y López de Hoyos, en la puerta de entrada del Vips, recabando la opinión de los peatones acerca de una decisión justa y fundamental. ¿Qué le parece a usted que Madrid no tenga costa?- Pues me parece mal-, respondía el precipitado cuestionado. -¿Estáría de acuerdo con la idea del Ayuntamiento, de que Madrid se desplace a Valencia durante tres meses al año para que los madrileños tengan playas?- Por supuesto que sí, y el partido que lo proponga contaría con mi voto-. Un día se pasaron en la encuesta. Muy serios, uno y otro, detenían al peatón. –Como usted sabe, se ha producido una matanza de elefantes en Tanzania. Y hay centenares de bebés de elefantes que se han quedado huérfanos. Necesitan ser adoptados. ¿Usted adoptaría un elefante bebé?-. Y el peatón respondió. –Lo haría con mucho gusto. A pesar de vivir en un piso en la calle de Fuencarral, nos encantaría a mi señora y a mí, que no tenemos hijos, adoptar un elefantito huérfano-. Y el buen hombre movía la cabeza con el vaivén del dolor y la tristeza.

Las campañas electorales están diseñadas para tontos. Y en el caso de Melilla para listos, que han votado por correo a cambio de 200 euros al partido local cercano al de Yolanda Díaz. Todos los días se publican centenares de encuestas, cuyos resultados no tienen otro objetivo que contentar a los lectores o seguidores del medio que las encarga. A mí me basta la encuesta del CIS. Se vuelve del revés, se sacude, y se obtiene el resultado más aproximado a la realidad.

Por otra parte, las campañas electorales son carísimas, y las pagamos todos los contribuyentes. El beso pringoso de Yolanda Díaz al niño de un inmigrante ilegal nos sale por un ojo de la cara. Y carece de repercusión electoral. Una campaña tan prolongada, nos compromete con nuestra vergüenza común. Soportar a tanto listo que nos considera majaderos útiles y susceptibles de cambiar la intención de nuestros votos, que en su mayoría, ya los tenemos decidido. Los fieles socialistas, comunistas y podemitas votarán a quienes mejor traten a los separatistas y terroristas. Y el resto a los demás, que son dos. Yo votaré a los demás, por mi condición de español libre. Y no necesito que intenten engañarme durante un mes con mi dinero.

Campaña de tres días, y a votar.