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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Mal año el de Bolaños

Bolaños ha perdido sagacidad y prestigio. Y ha empeorado su situación apadrinando la candidatura socialista de Mojácar, de cuyos apadrinados han sido arrestados siete militantes

Intentaré ser sincero, amén de misericordioso. La sinceridad y la misericordia no son incompatibles. Mi gran amigo Antón Martiarena, donostiarra, con el que compartí muchas horas de trabajo, de charlas y de buen humor, me lo demostró en una situación complicada. Un compañero de la empresa había tenido su primer hijo. El hijo, dicho sea con la mayor prudencia y respeto al movimiento LGTBI, lo había tenido su joven mujer. Se trataba de una pareja heterosexual, una anomalía que hace algunos años era bastante frecuente. Y una mañana, calle Hermosilla hacia Claudio Coello, camino de la célebre marisquería esquinera «El Aguilucho», nos encontramos con la pareja, paseando a su bebé en un cochecito muy británico. Y nos lo mostraron. Yo quedé sin habla, porque el niño era especialmente horroroso, pero Antón supo salir del trance con enorme elegancia, sinceridad y misericordia. «Se parece un poco a Fraga Iribarne, y tiene una mirada muy inteligente». Es decir, que les dijo que su hijo era feísimo, pero le salió muy bien. Y la pareja reanudó el paseo, encantada de la vida por tener un bebé muy parecido a Fraga Iribarne.

Me dispongo, pues, a ser sincero y otrosí misericordioso con Bolaños. Mal año lleva Bolaños. Desde que se coló en la fiesta de la Comunidad de Madrid y no le dejaron ocupar sitio de honor en la tribuna que presidió el desfile militar en honor a los héroes de 2 de mayo, su prestigio se ha desvanecido. Porque Bolaños, para muchos ciudadanos entre los que no termino de encontrarme, tenía prestigio. Se le consideraba sagaz y hábil en las negociaciones políticas y los proyectos a realizar. Eso, la sagacidad, a veces tan engañosa. Un buen amigo, ya fallecido, gordo y fondón, se casó con una belleza asturiana. Parecía imposible, pero así fue. En su ciudad natal era conocida como «La Interpol», y mi amigo interpretó que el mote respondía a su sagacidad. Se llevó un notable disgusto cuando supo que, en realidad, era llamada «La Interpol» porque tenía registradas en las tetas todas las huellas dactilares masculinas del Principado.

Bolaños ha perdido sagacidad y prestigio. Y ha empeorado su situación apadrinando la candidatura socialista de Mojácar, de cuyos apadrinados han sido arrestados siete militantes, entre ellos al alcaldable y algunos de sus candidatos a las concejalías por comprar votos. De Melilla a Mojácar. Los de Mojácar, algo más económicos que los de Melilla. Por cada voto, 200 euros, y 50 euros más de comisión por elector captado. Pocos días antes de hacerse público el escándalo, Bolaños estuvo en Mojácar arropando y apoyando a ese grupo de tunantes, golfos y granujas, compradores de votos para el PSOE con el dinero de los contribuyentes. Y Bolaños –mal año para Bolaños–, aparece orgulloso y sonriente, recibiendo los aplausos de los socialistas de Mojácar a menos de un metro de distancia del aspirante a concejal Cristóbal Vizcaíno, que pasó aquella noche en la trena.

Hay gafes de nacimiento y gafes de desarrollo vital. Gafes, supergafes, sotanillos y manzanoides. El gafe más nocivo es el manzanoide, y simultáneamente el más solidario. Su presencia determina una catástrofe que también le afecta a él. El sotanillo es más egoísta. Todo lo que hay en su entorno se derrumba, pero él sale ileso del derrumbamiento. Bolaños ha roto en manzanoide, y le recomiendo más prudencia en sus movimientos y visitas, esté invitado o no. O que solicite una serie de encuentros con el profesor Franz Müller-Kotska, catedrático de Maleficios en la Universidad de Baviera, único científico en el mundo capaz de erradicar la gafancia de un ser humano con su pócima mágica. La pócima, el ungüento Muller-Kotska, se aplica en las pantorrillas de los gafes, y después de una serie de saltos y cabriolas, el mal fario desaparece.

Acuda a Munich, Bolaños, que ¡vaya año que lleva, Bolaños!