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El puntalAntonio Jiménez

Murphy dinamita la campaña de Sánchez

La justicia poética a veces también se da en la política y el estallido de las listas «bilduetarras» en plena campaña electoral contra Sánchez y el PSOE así lo prueba

Nada de lo que ha pasado en esta campaña electoral que concluyó ayer es ajeno a los modos y formas del sanchismo impuestos durante toda esta legislatura. Sánchez ha recogido durante esta campaña los frutos de una siembra política despótica, iliberal, marrullera y desprovista de los principios y valores más elementales en una democracia. La irrupción en plena campaña de las candidaturas con terroristas condenados por delitos de sangre se volvieron contra Sánchez como un bumerán en respuesta a sus vergonzantes e indignos pactos con Bildu. A partir de ahí, sus promesas electorales tirando de chequera pública, se diluyeron en medio de la indignación ciudadana provocada por la burla de un partido al que el presidente del Gobierno tiene de socio parlamentario preferente y al que ha concedido triunfos políticos que reconfirmaron la profecía de la viuda de Pagazaurtundua a Patxi López: «Haréis cosas que helarán la sangre a las víctimas».

La justicia poética a veces también se da en la política y el estallido de las listas «bilduetarras» en plena campaña electoral contra Sánchez y el PSOE así lo prueba.

A partir de ahí no era descabellado pensar que Murphy, el de la ley, apareciera en cualquier momento para hacer bueno el adagio que se le atribuye sobre la convicción, en versión libre, de que cualquier situación, por mala que sea, es susceptible de empeorar. Y es lo que le ha pasado a Sánchez en el tramo final de esta campaña con los casos de corrupción, secuestro exprés, agresiones y compra de votos que salpican al PSOE y algunos de sus socios políticos en Melilla, Mojácar, La Gomera, Tenerife, Maracena-Granada, Huévar del Aljarafe-Sevilla o Valencia.

La sucesión de escándalos protagonizados por candidatos socialistas detenidos por urdir «pucherazos» electorales en sus predios políticos mediante la compra de votos a cambio de una cantidad de dinero, subvenciones y hasta de empleos públicos , unido a las dimisiones de candidatos por agresiones y a las imputaciones judiciales por secuestro, como la del número tres de los socialistas andaluces, le ha estallado al PSOE como una mascletá en los últimos minutos de esta campaña que Sánchez asumió como algo propio y personal , sugiriendo con su omnipresencia y en contra del deseo de algunos de sus barones , que las elecciones del domingo son un plebiscito sobre su gestión al frente del Gobierno.

Por ello, la posible derrota de muchos alcaldes, alcaldables, presidentes y presidenciables socialistas, que las encuestas auguran, señalará a Sánchez como principal responsable y culpable.

En la noche del domingo sabremos si el pronóstico de las encuestas privadas se cumple, en contra de la opinión del desvergonzado Tezanos, y se produce el vuelco electoral que presagian, impulsado a última hora por la sucesión de escándalos que han dinamitado la campaña socialista.

Sí se sabe ya, en cambio, que el sistema del voto por correo está cuestionado y puede posibilitar que haya fraudes electorales. Y también se puede deducir que la imagen de una España en la que el partido del Gobierno y sus socios intentan comprar la voluntad popular para cambiar el resultado de las elecciones, es más propia de una república bananera que de una democracia occidental, sobre todo en un momento en que medio mundo nos acusa de racistas por los ataques a Vinicius, pero así ha degenerado este país con el «sanchismo».

Y por último me barrunto, si me permiten la humorada, que el gafe de Moncloa, y no lo digo por Bolaños cuyo currículum en la materia abarca de la Puerta del Sol a Mojácar, ha mutado de «sotanillo» a «manzanoide» y eso significa que ya no es ajeno, ni se libra, de las malas consecuencias que genera su influencia, sino que empieza a sufrirlas como los demás e incluso en mayor proporción. Digamos que el gafe empieza a gafarse .

Ahora hay esperar, para confirmar este último supuesto, que la justicia poética también se materialice en las urnas del domingo y que el lunes comience la cuenta atrás del final político de Pedro Sánchez.