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Unas líneasEduardo de Rivas

La primera buena decisión de Sánchez en cuatro años

Por primera vez en la legislatura, Sánchez ha velado por el bien del país y no por el suyo personal

Se pedía a gritos en la noche de ayer una comparecencia urgente del presidente del Gobierno. Una explicación por parte del líder socialista tras la catástrofe del 28-M, pero Sánchez jugó a ser escapista, como cuando era niño, y se ocultó detrás de Pilar Alegría. La titular de Educación dejó en el armario su traje de ministra para vestirse de portavoz socialista y comerse el marrón. El drama que se dibujaba en su cara lo decía todo, ella más que nadie sabía lo que se estaba cociendo dentro de Ferraz, aunque de puertas para fuera nadie pudiera esperar las consecuencias finales.

Adelanto electoral. El señor del colchón, el de la poltrona, el del Falcon y el Puma, el que vendía España a cualquier precio solo por unos días más en el poder ha decidido hacer caso a la pizca de dignidad que le quedaba y poner su cargo a disposición de los ciudadanos. Fue lo que pidieron los españoles con sus votos en la jornada de ayer y, por primera vez en la legislatura, Sánchez ha velado por el bien del país y no por el suyo personal.

Aunque, conociendo al personaje que ha gobernado los últimos cuatro años, habría que coger con pinzas esta afirmación. ¿Convoca elecciones a petición de los ciudadanos o lo hace temiendo un futuro escenario aún peor para el PSOE? No conocemos los datos internos que maneja Ferraz ni las consecuencias que podría tener para ellos alargar la legislatura hasta final de año.

La fecha elegida tampoco es casual. Pudiendo convocar las urnas en diferido para la vuelta del verano, decide disolver mañana mismo las Cortes y llevar a los españoles a votar el 23 de julio, en medio de las vacaciones. De esa manera, entran en campaña las negociaciones de los gobiernos autonómicos entre PP y Vox, por lo que podrán volver a poner en marcha la desgastada maquinaria del miedo a la derecha. También jugará Sánchez la baza de Europa, ya que el 1 de julio asume la Presidencia de la Unión Europea y realizará su primer gran discurso de Estado ante el Parlamento. Así, pase lo que pase, ganará, ya sea rascando algunos votos o potenciando su imagen en busca de una salida internacional tras abandonar Moncloa.