23-J, «pa chulo, el menda»
El adelanto electoral en plan «ahora os vais a enterar» es una reacción muy Sánchez, pero no le funcionará, en realidad ya está de salida
La pregunta del momento: ¿por qué Sánchez ha adelantado al 23 de julio las elecciones previstas para fin de año, faltando una vez más a su palabra? Desde luego logró sorprender, porque el hecho de que un personaje del nivel de egolatría de Mi Persona renuncie a seis meses de selfies internacionales como presidente de turno en la UE no entraba en los planes.
Sobre sus motivaciones se barajan varias hipótesis, aunque no dejan de ser meros juicios de intenciones. La principal es que en Moncloa manejaban unas encuestas horrorosas, con una fuga de votos a chorro incrementándose de semana en semana. Otra posibilidad es que tratase de atajar cualquier atisbo de revuelta interna contra Sánchez (Ferraz se enteró viéndolo por la tele). Por su parte, los observadores más aficionados a las teorías de la conspiración se inclinan por la tesis de que había algún muerto en el armario que de aquí a fin de año podía emerger.
Pero existe también una hipótesis psicológica, la que esgrime un gran amigo mío, pinchadiscos el Levante en su juventud ochentera. Desde su experiencia en la cabina de la disco me explica cómo opera una psique como la de Sánchez: «Este tío funciona con la típica mentalidad del chulo de discoteca de toda la vida. Prefiere el conflicto, resolver cualquier situación a la brava. Ya sabes, es aquello de 'sujétame el cubata, que lo mato'. Un ego como el suyo no podía soportar varias semanas con la oposición y los medios pasándole por la cara la derrota del 28-M. Así que ha dicho, 'os vais a enterar', ahora vamos a muerte a finales de julio».
No sé cuál es la teoría acertada sobre el adelanto electoral (aunque la psicológica, la de «pa chulo, el menda», me seduce bastante). Pero sean cuales sean sus motivos, mi pronóstico es que la maniobra, saludada por los resilientes tertulianos del Orfeón Progresista como «brillante», resultará un esfuerzo baldío. Sánchez empeorará el 23 de julio los resultados del 28-M, porque ahora ya no habrá candidatos locales que puedan apartar el foco de su figura. El grueso de los votantes se enfrentarán en las próximas elecciones generales a una sencilla pregunta: ¿prefiere usted cuatro años más con la coalición antiespañola de Sánchez o se inclina por un tipo normal, Feijóo, aunque no le resulte especialmente emocionante? En la repuesta a esa cuestión llegará el gran costalazo final de Mi Persona. La enésima apelación al «que vienen la derecha y la ultraderecha» ya no funcionará. Ahora el dóberman es más bien el miedo a Frankenstein 2.
Es muy significativo que el único barón socialista que se ha salvado de la pira, Page, sea el que más osó a pellizcar –aunque fuese suavemente– el manto de púrpura del referente «progresista» de todas y todos. Sánchez ya es un lastre en las urnas. Vaya faena: Yoli, Tito Garzón, Pam, Irene, Ione, Lilith... tendrán que buscarse un empleo. Nunca tanta incompetencia había llegado tan alto. Esa es otra de las razones de los aires de cambio.