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El astrolabioBieito Rubido

Sombras sobre el voto por correo

Yo iré a votar a mi colegio, pero sería bueno que, dada la intencionalidad malsana de Sánchez, todos hiciésemos ese sacrificio

Convocar elecciones generales un 23 de julio es una temeridad y una falta de respeto a la ciudadanía española. Es cierto que todos respiramos cuando Sánchez anunció esa consulta a los ciudadanos, ya que así se reduce en casi cinco meses el padecimiento de esta legislatura. Ahora bien, conviene dejar muy claro que detrás de la elección de esa fecha no hay nada de nobleza ni de buena voluntad. Abiertamente, se hace desde una concepción torticera de la democracia. No es juego limpio. Esos días casi media España está de vacaciones y cuatro comunidades hacen puente por el festivo del día 25. Son millones los desplazamientos que en esos días se realizan, según las estadísticas de la DGT. El calor es sofocante, difícil de sobrellevar, especialmente en el sur y en levante. De hecho, en Andalucía están inhabilitados los meses de julio y agosto para celebrar las elecciones. Sánchez, en su más puro estilo de desprecio a las formas y a la democracia, hace una convocatoria con cálculos ciertamente sospechosos. Es legal, sin duda, pero es, claramente, una operación contra la ciudadanía. Se estima que se puede estar limitando el voto a cerca de tres millones de españoles.

Por todo lo anterior, adquiere una nueva dimensión el voto por correo. Va a ser una herramienta fundamental y Sánchez lo sabe. Lejos de mi intención el sembrar sospechas sobre la entidad estatal Correos, que preside un íntimo y estrecho colaborador de Sánchez. Aunque es cierto que las prácticas, el comportamiento y la falta de escrúpulos del actual líder de los socialistas hacen dudar inevitablemente del correcto uso de las instituciones. Solo hay que ver lo que ocurre con el CIS o RTVE. Por eso sería bueno, para tranquilidad de todos, que la Junta Electoral Central dictase unas normas, ajustadas al actual texto legal, que por cierto iba a ser reformado, para garantizar la mayor limpieza y transparencia en este proceso. Hay que facilitar el voto por correo, pero sobre todo hay que garantizar su correcta e íntegra ejecución.

Desde mi humilde posición, me atrevo a sugerir a los ciudadanos, dada el ansia de cambio que ahora mismo se registra entre ellos, vayan a votar masivamente y organicen las vacaciones para ejercer su derecho a elegir en el propio colegio electoral. Un servidor, por razones profesionales obvias, ya cambió todo su plan de vacaciones. ¡Qué remedio! Yo iré a votar a mi colegio, pero sería bueno que, dada la intencionalidad malsana de Sánchez, todos hiciésemos ese sacrificio. Una España más serena y con futuro lo merece.