¿Qué hacer con el Ministerio de Igualdad?
Una vez suprimido, proponemos que el edificio que lo alberga actualmente sea reconvertido en el museo estatal de la burramia política aplicada
Es una de las dudas de la precampaña: ¿qué va a hacer la derecha, si llega al poder, con el Ministerio de Igualdad? La respuesta es evidente: ha de cargárselo, porque fue un invento para dar un cargo ministerial a la mujer de Iglesias Turrión y para practicar la ingeniería social zurda hasta niveles de delirio (amén de la extraña obsesión de sus inquilinas por promocionar la homosexualidad, como indica la bandera arcoíris que engalana su fachada de manera extemporánea).
Pero una vez suprimido, cabría rendir un homenaje a la extrema izquierda populista-populachera que hemos soportado convirtiendo en museo la actual sede del Ministerio, sita en un edificio en el tramo de más solera de la calle de Alcalá. A la espera de que algún adecuado comisario «progresista», «comprometido» y «queer» mejore mi propuesta, me atrevo con todo respeto y humildad a plantear un posible planteamiento para el que llamaríamos MEBPA (Museo Estatal de la Burramia Política Aplicada). Veamos el desarrollo del MEBPA sala a sala:
- Hall del Trepismo por Dedazo Machista. En este espacio de bienvenida se cuenta como una tía licenciada en Psicología, que no había dado palo al agua en su vida excepto unos meses como cajera de una tienda, se enrolla con el jefe de un nuevo partido político populista y a partir de ahí su pareja masculina la promociona digitalmente a los más altos cargos.
- Qué verde era mi dacha. En esta sala interactiva el visitante podrá visitar el chalet serrano de Galapagar con unas gafas de Metaverso y recorrer de manera interactiva su jardín, su piscinorra y sus múltiples y amplias estancias. El comunismo caviar como nunca lo habías vivido.
- El party de los abusadores. Unos neones nos recuerdan las 1.079 rebajas de pena y los 108 delincuentes sexuales liberados gracias al analfabetismo jurídico del Ministerio de Igualdad. El espacio contará con unas pantallas donde se visualizará, emitido en bucle, el legendario vídeo de Pam haciendo chistes al respecto.
- La pira de la presunción de inocencia. Mediante una falla en la que se muestra a varios gachós ardiendo en una hoguera se recuerda cómo el Ministerio de Igualdad se cargó la presunción de inocencia, con una ley del 'solo sí es sí' que provoca que ante una mera acusación todo varón pasa a ser un abusador mientras no logre demostrar lo contrario.
- Feria del polisexo. Lanzando dardos a la Diana de la Polisexualidad, en esta sala puedes decidir aleatoriamente si eres un hombre, una mujer, ninguna de las dos cosas o todo a la vez. Entre los grandes hitos del Ministerio de Igualdad figura la supresión por ensalmo ideológico de la realidad biológica.
- Pasándolo guay. Una vídeo-instalación recuerda cómo eran las jornadas de trabajo –valga la expresión– en el Ministerio de Igualdad, con la jovial pandi pasándoselo de coña y rascando la barriga a costa de nuestros impuestos.
- No sin mi Falcon. Una performance, protagonizada por actrices y actores trans del colectivo LGTBI de Porto Alegre, recrea los viajes a Nueva York y Washington de Irene, Pam e Isa Serra para hacer turismo gañancete costeado por el dinero público de todos y todas.
- Sala Judas. La exposición se cierra con una sobrecogedora música de réquiem, en un espacio entre tinieblas donde se emerge una imagen a lo Cruella de Vil de la lideresa de Sumar, Yoli, con sus mechas crepitando en forma de llamas luciferinas. Una meditación-multimedia sobre Yolanda, la archienemiga que con su facazo a traición al alegre podemismo dejó a Irene, Pam, Ione y compañía temblando ante la aterradora perspectiva de tenerse que poner a currar por primera vez en sus vidas.
En resumen, el Ministerio de Igualdad no merece ser repetido. Pero sí recordado, porque es muy complicado hacerlo peor.