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HorizonteRamón Pérez-Maura

El circo de la extrema izquierda desunida

Esta extrema izquierda española se enfrenta a un grave problema ante las nuevas elecciones: Por primera vez han estado en el poder cuatro años y han demostrado para lo que valen. Aquí ya no estamos para utopías, sino para contar garbanzos. Y la cosecha no ha podido ser de peor calidad -en todos los sentidos

Hay momentos en que la política parece un circo para el que uno estaría encantado de pagar entrada y disfrutar del espectáculo. Las negociaciones de la izquierda para presentarse un poco menos desunida de lo que lo está, nos ofrecen tardes de gloria. Tengo dicho que esa izquierda siempre adopta apelativos que invoquen una unión que jamás es cierta. Por lo general lo que prima no es el acercamiento, sino las puñaladas. Recordarán ustedes cómo del descalabro del Partido Comunista de España en las elecciones de 1982, surgió Izquierda Unida en las de 1986, promovida desde el propio PCE a ver si pescaban en algunos otros caladeros minoritarios. Después de llegar a su máximo apogeo en 1996 con Julio Anguita como jefe y un resultado de 21 escaños, la organización se fue diluyendo y en 2011, con Cayo Lara como líder, se presentaron en la coalición La Izquierda Plural en la que estaban algunos que no eran de Izquierda Unida. Pero eso duró poco y ya en las elecciones generales de 2015, con Podemos en auge e Izquierda Unida en declive pasaron a ser Unidos Podemos. Y en las de 2019 ya serían Unidas Podemos. Precursores de las políticas woke. Cuatro nombres en 37 años no está nada mal. Demuestra «claridad» de ideas. Pero, sobre todo, que lo que no están es unidos.

Una forma de unir es, sin duda, sumar. Y así ha bautizado a su proyecto la nueva jefa de la extrema izquierda española que no ha sido elegida en ningún congreso, entre otras cosas, porque no tiene militancia alguna tras ella. Ella ha sido elegida desde el Palacio de la Moncloa. Como he comentado en alguna ocasión, en una democracia, los partidos nacen de la voluntad ciudadana y son instrumentos para alcanzar el poder y poner en práctica las políticas que promueven. Y es en las dictaduras donde ocurre lo contrario: desde el poder se crean estructuras partidistas para generar la sensación de pluralidad. Los regímenes comunistas de Europa Central y del Este eran especialistas en este tipo de partidos que siempre eran satélites de los comunistas en el poder.

Esta extrema izquierda española se enfrenta a un grave problema ante las nuevas elecciones: Por primera vez han estado en el poder cuatro años y han demostrado para lo que valen. Aquí ya no estamos para utopías, sino para contar garbanzos. Y la cosecha no ha podido ser de peor calidad -en todos los sentidos.

Llegada la hora de intentar presentar unas listas electorales una vez más unidas bajo el nuevo nombre de Sumar parecen estar teniendo bastantes problemas para presentarse más o menos unidos. Una necesidad vital porque con la magra cosecha de Podemos en las elecciones del 23 de mayo es evidente que si no unen fuerzas se pueden quedar en el paro casi todos. Así que a Pablo Iglesias se le ha ocurrido un nuevo referendo ejecutado on-line en menos de 24 horas desde que es convocado. Como cabe suponer, Ione Belarra y él obtendrán plenos poderes.

Para mí, lo más revelador de este minuto del espectáculo circense es el rechazo de Yolanda Díaz y los suyos a que Irene Montero, ministra de Igualdad y Ione Belarra, secretaria general de Podemos, además de ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, sean candidatas en las listas de Sumar. Es decir, el resultado de la gestión de la extrema izquierda dentro del Gobierno que preside Pedro Sánchez y que fue quien hizo la coalición, ha sido una catástrofe de tal calibre, que ahora no es que no las volverían a nombrar ministras los suyos. No. Es que no quieren ni que sean candidatas por el alipori que les produce su gestión.

Y a esto le llaman Sumar. Con un par.