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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

El PSOE, de despedida de soltero

Es como si se estuviesen entregando a la gran traca final: un alto cargo metido en un secuestro, chanchullos con el voto postal, enchufes descarados en la Fiscalía…

El estado de ánimo tiene una influencia notabilísima en nuestro comportamiento. En algunos momentos de la vida, usualmente en la ligereza de la juventud, la peña se pone el mundo por montera y en algunos momentos parece como si todo le resbalase.

Cuando las trompetas del apocalipsis climático ya pregonaban una sequía bíblica, jamás vista en España, resulta que en mayo se ha puesto a jarrear y Madrid ya parece Londres. Hace un par de noches salía de trabajar y me pilló uno de esos aguaceros intempestivos que barren de las carreteras y las convierten por un instante en ríos. Me cobijé bajo una marquesina y mientras esperaba a que escampase me sorprendió una estampa de película de Fellini. Ajenas a la tormenta, totalmente caladas de agua, pasaron partiéndose de risa cinco chicas en plena despedida de soltera, con las cabezas chorreantes tocadas con coronas de plástico, con bañadores y pantis negros, tutús amarillos y cintas de concurso de miss al pecho. Les daba igual el tormentón. De perdidas, al río. Un día es un día.

Viendo en acción a este PSOE crepuscular se diría que estuviesen en plena despedida de soltero, pegándose el último fiestón antes de pasar a otro tipo de vida, la de la orfandad de poder. El que todavía se hace llamar «partido de Estado» comete ahora sus tropelías sin inmutarse en absoluto. Ya no hay vergüenza, ni atisbo de disimulo, ni un tibio amago de petición de disculpas. Todo da igual. En este PSOE terminal, su número 3 en Andalucía está implicado en algo tan grueso como un secuestro, incluso animando al secuestrador a meterse un poco de farlopilla para cobrar valor. Na, ni un chascarrillo. Casi ha pasado desapercibido, porque es la izquierda y en España tiene bula.

La presidenta del PSOE en Sevilla no ha tenido idea mejor que recuperar algo tan repugnante como los insultos contra los judíos. Un PSOE antisemita.

En la última campaña, el PSOE salpicado en casos de tráfico de votos. No pasa na, una anécdota.

En Madrid, el fiscal general del Estado coloca a dedazo a su predecesora y amiga Lola Delgado en una Fiscalía de Memoria condenada a desaparecer (porque la Ley de Memoria será derogada cuando caiga Sánchez). El fiscal lo hace sin cortarse un pelo, a pesar del rampante conflicto de intereses de la promocionada, pues está casada con el abogado Baltasar Garzón, que lleva casos relacionados con la materia de la que ella habrá de encargarse. Los fiscales ponen el grito en el cielo. Pero la golfada se perpetra igualmente. ¿Para qué disimular?

Un partido que se comporta así es que ha asumido que el bofetón en las urnas resulta ya inexorable.