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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Ni media broma

Los asesinados de la ETA fueron nuevamente asesinados por la cobardía de una sociedad que no sabe reaccionar ante la vileza, la ignominia y la asquerosidad de un discurso digno tan sólo de pronunciarse sobre un retrete estropeado

Lo más sucio no es lo que dijo. Lo más repugnante fue que, después de decirlo, recibiera el abrazo y la felicitación de, entre otros, el ministro del Interior, máximo responsable de la Guardia Civil y la Policía. Entre agentes, familiares y niños, 600 asesinados por la ETA.

Y Marlasca le abrazó. Y después de Marlasca, su amigo y protector Bolaños, y la presidente del PSOE, Cristina Narbona, Y Miñones, y el pobre hombre Simancas. Y aún más grave. Ninguno de los asistentes al podrido desayuno abandonó el salón del Casino de Madrid. Mejor el cruasán que la dignidad. Y ningún dirigente de la organización «Fórum Europa» y NEF –Nueva Economía Fórum– ha solicitado sus disculpas a las víctimas del terrorismo. Sociedad de mansos agachadizos, avestruces desplumadas y tontos del culo. Porque el invitado de honor, el delegado del Gobierno en Madrid, el sanchista Francisco Martín, elogió a Bildu con sus 43 candidatos manchados de sangre por su pertenencia a la banda terrorista de ETA, asegurando que «han contribuido a salvar miles de vidas de ciudadanos apoyando el estado de alarma, dignificando la vida de miles de pensionistas y mejorando las condiciones laborales». Y posteriormente, para redondear su excremental intervención, añadió: «Han hecho más por los españoles y por España que todos los patrioteros de pulsera».

Y Marlasca aplaudió y le abrazó.

Ignoro si, por sus palabras, por su militancia sanchista, por su condición de delegado del Gobierno y de la continuación de la ETA en Madrid, o porque le atrae su calva.

«Que te vote Txapote» ha sido superado por el delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Madrid.

Y con el salón del Casino abarrotado de empresarios resbaladizos y desayunadores profesionales, nadie abandonó el lugar por respeto a los cruasanes y los pastelitos. Los asesinados de la ETA fueron nuevamente asesinados por la cobardía de una sociedad que no sabe reaccionar ante la vileza, la ignominia y la asquerosidad de un discurso digno tan sólo de pronunciarse sobre un retrete estropeado.

La síntesis de Feijóo, por esta vez, plenamente acertada y contundente: «Es lo más grave que hemos escuchado en democracia en los últimos años».

No ha dimitido. Desea percibir la nómina de su último mes. De su último mes como delegado de esa desordenada y hedionda pandilla de botarates, y de su último mes como vividor a costa de los impuestos de los españoles, entre ellos, los hijos y nietos de los 600 guardias civiles y policías nacionales asesinados por «los que han contribuido a salvar miles de vidas y que han hecho por España y los españoles mucho más que los patrioteros con pulseras».

Hoy, ni media broma. La ironía y el humor sobran en este texto.

Hasta el vómito sería una respuesta elegante.