Urge un amigo para Sánchez
De todos los adjetivos que se han empleado contra el presidente, algunos excesivos, el de ególatra es uno de los más sonoros pero quizá el que mejor se le ajusta
En las últimas 48 horas, aunque parezca mentira, hemos visto a nuestro presidente del Gobierno entrevistarse con Wyoming, fingir una tertulia con dos de sus ministros e intentar engañarnos con un gráfico manipulado sobre la hucha de las pensiones. Seguramente sea mucho incluso para él, pero es sin duda la prueba de que se sabe perdedor de las elecciones: cuando tú al descanso vas palmando por 2-0 (o por 750.000 votos, como en las municipales) lo normal es que salgas al ataque.
Entre los rasgos que definen a una persona ególatra, hay dos sobre los que coinciden la mayoría de los expertos: autopercepción exagerada y tendencia al exhibicionismo. Hay un artículo de Psicoactiva que señala que la persona ególatra tiende a hacer alarde de todo lo que logra, «a menudo exagerándolo o incluso inventándolo». Solo así se explica ese tweet de Pedro Sánchez en el que ha intentado convencernos de que, gracias al PSOE, las pensiones están garantizadas. Tal ha sido la trola y la manipulación del gráfico, que hasta Twitter advierte del contenido del mensaje: «Los lectores añadieron contexto que consideraron que tal vez otras personas quieran saber», pone bajo el texto de nuestro presidente. «El gráfico presenta una predicción de crecimiento sin aportar la fuente y mostrando dicho periodo en rojo (asociado al PSOE). Además, muestra en azul (asociado al PP) los años de decrecimiento entre el 2001 y 2022, periodo en el cual el PSOE ha gobernado en tres ocasiones».
No lo habría resumido mejor. El rey trilero pone en color azul pepero cuatro de sus cinco años de mandato (y también los de Zapatero). Todo lo demás, cuando la curva remonta, es economía ficción, pues no es fácil vaticinar cómo estará la hucha de las pensiones dentro de 20 años.
Largo lo fía el presidente si tenemos en cuenta que es capaz de defender una cosa y la contraria con dos semanas de diferencia. Si en 2025 la hucha no mejora, siempre podrá culpar al nuevo presidente o, en su defecto, hacer como Carmen Calvo: decir que cuando prometió unas pensiones robustas no era presidente, sólo candidato.
Hecha la broma, la tentativa de estafa tendría su gracia si quien la comete no fuera el responsable último de nuestra prosperidad, y todo un doctor en economía (aunque con la tesis plagiada). De todos los adjetivos que se han empleado contra el presidente, alguno de ellos excesivo, el de ególatra es uno de los más sonoros pero quizá el que mejor se le ajusta. Sería deseable que se pusiera en manos expertas, o en las de alguien que le quiera bien y no le haga continuamente la pelota. Nunca un presidente gobernó tanto por real decreto y nunca un presidente nos mintió tanto. Ya fuera candidato, aspirante o inquilino en la Moncloa.