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Unas líneasEduardo de Rivas

Móntate en mi Falcon

Lo peor de ir a votar son las semanas previas, esas en las que los políticos se vuelven locos y por rascar un voto se lo piden hasta a las vacas

No ha empezado todavía la campaña electoral y ya pedimos a gritos que llegue el 23-J. Lo peor de ir a votar son las semanas previas, esas en las que los políticos se vuelven locos y por rascar un voto se lo piden hasta a las vacas. Unos montan una playa artificial en Madrid para un acto cuando tienen casi 8.000 kilómetros de costa en el país y otros hasta se dejan entrevistar por medios que no son afines. Qué barbaridad.

De la hora que pasó Sánchez con Alsina han quedado los memes y algunas cuestiones en el aire. Poco más. El presidente pasó con nota la prueba más dura que tendrá en el próximo mes, pero no porque respondiera con solvencia y con argumentos, sino porque volvió a demostrar que es capaz de negar la evidencia y conseguir que algunos le crean. El cuajo con el que Sánchez se atreve a decir que no ha mentido sino que ha cambiado de opinión política, sin que se le caiga la cara de vergüenza, plantea la duda de por qué no acude a más entrevistas con la capacidad que tiene de vender un relato.

También esta semana Sánchez nos ha mostrado su sentido del humor. O lo ha intentado. No sabemos qué tipo de ropa interior usa –por suerte–, pero sí que se toma a chufla el excesivo uso que hace del Falcon. El candidato que criticaba la utilización de los medios públicos por parte de los políticos se ha convertido en el presidente que asume como suyo lo que es parte del Estado, uno que sin ningún miramiento bromea con las cuatro veces al día que se ha arrancado el avión presidencial en los últimos dos años y los 17 millones de euros que se han gastado en queroseno. 55.000 toneladas de dióxido de carbono emitidas por un Ejecutivo que velaba por la ecología y por la lucha contra el cambio climático. Aunque también era el Gobierno supuestamente mejor preparado de la historia y el que más defendía a las mujeres y acabó como acabó.