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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

La España socialista: epidemia de bajos salarios

Y solo hay una fórmula para mejorarlos: formarse mejor, ser más productivos y atraer más capital

La música sentimental del socialismo siempre suena estupendamente: ¡que los malévolos ricachones aflojen un poco de su parné para repartirlo entre los que menos tienen! Entrañable. El problema es que te pones a rascar y los supuestos «ricos» españoles –que en la mayoría de los casos en realidad no lo son– se cuentan con los dedos de una mano. ¿Saben cuántos asalariados españoles ganan más de 80.000 euros brutos al año? Pues solo un 1,4 %, una cifra ínfima.

A los países no les sienta bien el socialismo, ni tampoco su variante más aseada, la socialdemocracia (en la que me atrevo a incluir al Gobierno de Rajoy, que para nada hizo una política liberal). Y si sostengo esta afirmación no es por ser un pérfido ultra que recibe en habitaciones oscuras unos golosos sobres de «los señores del puro» de Sánchez. Lo afirmo porque así lo certifican las matemáticas. En la OCDE hay 38 países. Pues bien, España ocupó el puesto 30 el año pasado en merma de poder de compra de sus ciudadanos. Con el glorioso Gobierno «progresista, ecologista y feminista» nos volvimos un 5,3 % más pobres en solo un año. El salario medio mensual en España es 450 euros más bajo que la media de la UE. Para ganar lo que percibe en un año un alemán, un español necesita 20 meses y medio. El sueldo medio en España es de 25.896 euros.

¿Qué indica todo esto? Pues que los españoles padecemos una epidemia crónica de bajos salarios, a la que se suma un endémico problema de paro, capítulo en el que somos líderes europeos, superando ya a Grecia. Tenemos un 12,7 % de desempleados, frente a un 7,6 % de la zona euro. Resulta muy sonrojante constatar que desbordamos en paro a Portugal (6,8 %), Italia (7,8 %), Francia (7 %) y que estamos a años luz de Alemania: 2,9 %.

Es decir, las políticas socialdemócratas que han dominado la economía española desde la Transición han resultado nocivas para nuestros bolsillos. La solución nunca pasa por el subsidio, ni por subidas artificiosas del Salario Mínimo, que son cuidados paliativos, pero nunca una cura para el mal real de fondo. ¿Cómo salir de este bucle pernicioso de paro alto y sueldos bajos? Pues solo hay tres palancas: ser más productivos, formarse muchísimo mejor (para ofrecer un capital humano más cualificado, que sabe hacer más cosas y por tanto puede optar a mejores salarios) y atraer capital exterior, para lo que hace falta seguridad jurídica y una fiscalidad amable, no una extractiva como la que padecemos con nuestro larguísimo experimento socialdemócrata.

Mi pronóstico es que nadie se atreverá a ponerle el cascabel al gato. Si cae Sánchez (que caerá) habrá alguna bajada cosmética del IRPF y palabras más amables hacia los empresarios, contra los que el actual Gobierno ha mantenido una guerrita fiscal y dialéctica estéril y bastante tontolaba. Pero no creo que haya arrestos para intentar en serio una política económica alternativa a la que heredamos de González y que más o menos se ha mantenido (solo Aznar se atrevió a salir un poco de ese carril). ¿Resultado? Si no se da un volantazo en serio seguiremos conviviendo con nuestra epidemia de sueldos bajos y nuestro paro elefantiásico y aparentemente inexplicable. Lo cual dará lugar en unos años a otro experimento peronista-socialista, y vuelta a empezar cuando rompan de nuevo la casa...