Feijóo en su punto de inflexión
La entrevista de Motos con Núñez Feijóo fue una presentación en sociedad de gran valor. Se mostró mucho más cálido que Sánchez. Y demostró algo que es políticamente incorrecto mencionar, pero que todo el mundo aprecia cuando se emplea. Demostró educación
Hay momentos en una campaña electoral que pueden ser un verdadero punto de inflexión. Y probablemente la entrevista de Pablo Motos a Alberto Núñez Feijóo en Antena 3 el miércoles 28 de junio por la noche lo sea. Motos llevaba preparado un cuestionario mucho más duro que el que realizó la víspera a Pedro Sánchez. Yo nunca criticaré a un entrevistador las dificultades que puede crear con sus preguntas. Eso es hacer periodismo. Y por eso algunos políticos huyen de ciertos entrevistadores.
La entrevista de Motos con Feijóo fue una presentación en sociedad de gran valor. Se mostró mucho más cálido que Sánchez. Y demostró algo que es políticamente incorrecto mencionar, pero que todo el mundo aprecia cuando se emplea. Demostró educación. Algo que faltó la víspera con Sánchez, como es norma en él. Fue contundente con respuestas que fueron lo que los anglosajones llaman sound bites. Probablemente el mejor ejemplo fue su contestación a la pregunta ¿qué es el sanchismo? Y Núñez Feijóo contestó con tres palabras: mentira, maldad y manipulación.
Con buenas formas, pero con argumentos inapelables colocó a Motos en su sitio recordándole que ha tenido que ser candidato a la Presidencia del Gobierno para ser invitado a El Hormiguero, mientras que Miguel Ángel Revilla ha sido invitado 26 veces. Y Revilla no ha ganado una mayoría absoluta en su vida. Núñez Feijóo sólo cuatro. En una región de mucho más peso que Cantabria. Y lo dice un santanderino.
Otro gran momento de la noche fue cuando Motos preguntó a Feijóo qué pasa con Marruecos, asunto al que este periódico ha dedicado bastante atención y aportado muchas averiguaciones como hoy recuerda Luis Ventoso en su columna. Feijóo estuvo rápido replicando a Motos que por qué no había preguntado al respecto a Sánchez. No hacerlo es la actuación más antiperiodística que se puede tener. Con toda naturalidad y sin matices Núñez Feijóo se limitó a decir que él no sabe qué pasa con Marruecos.
Feijóo habló con claridad de su aceptación del aborto, asunto en el que yo discrepo radicalmente. Pero al menos no intentó disimular su posición, que es, desgraciadamente, la de muchos españoles. Como bien decía Julián Marías, sobre quien convendremos que no era exactamente un fascista, uno de los dramas más terribles de nuestra sociedad es «la generalizada aceptación social del aborto». Aun así, creo que en el momento que vive España, ése no puede ser un punto que pese más que todo lo demás.
A mí me importa mucho en esta hora ver a un hombre que dice que España se hunde, que ha dedicado toda su vida a servir a su país, que afirma que la Constitución no es negociable, que recuerda que cumplirá su promesa de suprimir el impuesto a las grandes fortunas porque el Gobierno de la nación no puede quitar esas competencias a las comunidades autónomas…
Los datos de audiencia fueron contundentes. El miércoles Núñez Feijóo tuvo 3.079.000 espectadores y un 25,9 por ciento de share. El martes Sánchez tuvo 2.922.000 espectadores y un 22,8 por ciento de share. 3,1 puntos de diferencia. Y eso se deriva de que los españoles ya no aguantan más a Sánchez. Esta entrevista ha sido el punto de inflexión. No me cansaré de repetirlo.