Dos grandes victorias para Sánchez
El juez Llarena puede poner en marcha la Orden Europea de Detención y Entrega y con un poco de suerte, Sánchez todavía consigue meterlo en la cárcel de Estremera antes del 21 de julio, para que no haya inconveniente de que el propio Sánchez se haga una foto a la puerta de la prisión mientras entra el furgón
Ayer fue, en términos de campaña electoral, un gran día para Sánchez. Tuvo dos grandes noticias que pudo presentar como éxitos de su gestión, lo que en plena precampaña electoral es mucho. Pongamos el modo irónico. ¿Se acuerdan de cuando Sánchez en la campaña de 2019 -no recuerdo si la primera o la segunda- nos aseguraba que él traería a Puigdemont de vuelta a España? Pues ya está. Lo ha conseguido. El Tribunal General de la Unión Europea ha sentenciado que ni Puigdemont ni sus fraternales prófugos Clara Ponsatí y Toni Comín mantienen la inmunidad parlamentaria por ser miembros de una cámara que ya les desposeyó de ella. Así que el juez Llarena puede poner en marcha la Orden Europea de Detención y Entrega y con un poco de suerte, Sánchez todavía consigue meterlo en la cárcel de Estremera antes del 21 de julio, para que no haya inconveniente de que el propio Sánchez se haga una foto a la puerta de la prisión mientras entra el furgón. Como será en plena campaña, la Junta Electoral Central no podrá reprenderle. Y, además, como prueba de lo bien que marcha la economía, Sánchez también podrá aducir que los tres fugados han sido condenados al pago de las costas del proceso. No es que la abogacía del Estado haya empleado un derroche de recursos para conseguir la extradición de los fugados a España. Pero cualquier céntimo que se ahorre es bienvenido. Todo es bueno para el convento. Y con la ayuda de medios afines se va limpiando la hemeroteca de cualquier rastro de ayudas o interconexiones de Sánchez con el fugado Puigdemont. Hay que entender el «cambio de posición». Sánchez siempre quiso meterlo en la cárcel porque estaba seguro de que eso no iba a perjudicar a su relación con «Junts por lo que sea», que nunca sé por qué nombre vamos. Y esto tampoco le viene tan mal, porque si Puigdemont y los suyos van a entrar en prisión en España, mejor será hacerlo mientras Gobierna el PSOE que si llega el PP.
La otra gran noticia que le ha traído el 5 de julio a Pedro Sánchez -en esta sí ha tenido algo que ver la madre naturaleza- es que ya se han suprimido las mascarillas. Es la prueba de su victoria final sobre la pandemia. Una batalla que libró personalmente Pedro Sánchez recortando la libertad de los españoles de forma anticonstitucional -según sendas sentencias- y provocando el choque con los gobiernos regionales del país. Aquella batalla en la que surgió como gran triunfadora la presidente de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Ayuso era una desconocida en el resto de España. Pero fue su lucha por defender los derechos de los madrileños la que le dio una popularidad que desconcertó a Pedro Sánchez. Y, quizá afectado por la enfermedad o por los signos colaterales de las vacunas, Sánchez cometió el error de intentar acabar con ella políticamente desde el Gobierno de la nación y lo que logró fue que ella le dejase a él camino del cementerio político. Pero qué ojo político tiene Sánchez.
Así que, felizmente, el final del mandato de Sánchez va a coincidir con el final de las mascarillas que nos han amargado la vida durante algo más de tres años. Estoy esperando con ansiedad una comparecencia televisiva de Sánchez -sin preguntas- en la que nos informe de lo bien que ha gestionado su Gobierno esta pandemia. Con esa presión en su oratoria, que impide discrepancia alguna, nos hará entender que los españoles le debemos estar muy agradecidos y que como símbolo de gratitud por la victoria lograda (por él) que salgamos a las 20,00 horas al balcón de nuestras casas y tiremos nuestras mascarillas.