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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Borrón del escribano

El borrón para Sánchez son 17 años de sobornos continuados, de prácticas mafiosas entre un club y algunos árbitros

En su frenética campaña para perder por menos diferencia de lo que se espera, el diario deportivo Marca le ha dado cuatro páginas completas a Pedro Sánchez. Es cierto que fue jugador de baloncesto, y más cierto aún, que bastante malo. Escriben los periodistas que firman la larguísima entrevista que Pedro Sánchez se enfrenta al partido del 23-J con decisión. Parecen partidarios. Afirma el nada ponderado jugador de baloncesto que el deporte le llevó a ser competitivo, a saber que se gana y que se pierde, manifestación que pasea de la mano por el jardín fantástico de una humildad que no conoce. Según algunos de los compañeros de Sánchez en el banquillo del Estudiantes –los que no son invitados a La Marismilla de Doñana o La Mareta insular canaria–, Pedro Sánchez tiene más experiencia en la derrota que en la victoria, porque jugaba poco, y cuando lo hacía, necesitaba para encestar una cesta con el diámetro de una paella para cien comensales. La entrevista no es nada interesante, hasta que llega la corrupción en el deporte. Y ahí, más que antiguo jugador reserva de baloncesto, Sánchez parece responder desde una figurada maestría en el patinaje sobre hielo. Porque patina escandalosamente.

Exceptuando a Alfredo Pérez de Rubalcaba, que tenía tanta personalidad que no le importaba reconocer, siendo socialista, que era más madridista que Bernabéu, la izquierda política española recela del Real Madrid. El Real Madrid se representa a sí mismo en los campeonatos nacionales, pero en Europa y el mundo, ha sido un insuperable embajador de España, esa realidad histórica que tanto hiere y molesta al socialismo, al comunismo, al catalanismo, al vasquismo y al terrorismo. Y Pedro Sánchez, madrileño él, no es del Real Madrid ni del Atlético, ni del Rayo. Es del Barcelona, que representa fuera de España todo lo contrario que el Real Madrid.

Se le pregunta por el caso escandaloso del soborno del Barcelona a Negreira. Su opinión al respecto resulta pasmosa, muy de Sánchez. «Quisiera manifestar mi total confianza en los árbitros». Y «ha sido un borrón, pero también es cierto que todo escribano, incluso el mejor de ellos, hace un borrón». No desmiento a Sánchez. Pero lo del Barcelona y Negreira no ha sido un borrón. Equivale a decir que la batalla de Las Navas de Tolosa fue una pequeña trifulca entre cristianos y mahometanos.

O que las bombas que explosionaron en Hirosima y Nagasaki, eran unas bombitas algo más poderosas que el resto de los explosivos. El borrón para Sánchez son 17 años de sobornos continuados, de prácticas mafiosas entre un club y algunos árbitros. Sucede que el Gobierno de España, mediante el ministro de Cultura y Deporte, está intentando dormir el escándalo. Y el Barcelona, ha fichado a jugadores de más de treinta años, entre ellos a Roures, el dueño del VAR, a Rubiales, presidente de la RFEF, Tebas, presidente de la Liga, y al croata Ceferin, o como se escriba, presidente de la UEFA. Sólo le queda pendiente, con ayuda del Gobierno de España y su calculada ley que prescribe los delitos de corrupción deportiva – preparada por y para aliviar al Barcelona de una sanción ejemplar por sus trampas- al presidente de la FIFA Gianni Infantino. Cuando se realice el fichaje, el Barcelona tendrá la mejor delantera de la Historia, con cinco jugadores, como en los tiempos antiguos. Tebas, Roures, Rubiales, Ceferin e Infantino. A ver quién es el guapo que se atreve a intentar una victoria contra ese equipazo.

No se trata de un borrón del mejor escribano. Se trata de un borrón vergonzoso, fraudulento e inmoral que ha emborronado, semana sí y la otra también –y ya veremos con los árbitros de Europa–, durante 17 años al fútbol español, al deporte español y al prestigio del deporte español, que hoy, en lo que respecta al fútbol, está por los suelos. Y el Barcelona, en la quiebra, con permiso para seguir derrochando millones.

El escribano sigue en su puesto, con más prepotencia que nunca. El mejor escribano, según Sánchez. Borrón es el de Osasuna. Lo del Barcelona, tiene otro nombre, castigado con dureza en el Código Penal. De nuevo, Sánchez no ha sabido encestar.