El peor día para votar
De momento, cerca de cuatrocientos mil votos se han perdido en la nada de la burocracia y los almacenes de Correos. Y la culpa ya no es de Correos. Es de Sánchez
Ignoro quién ha querido colocar a Sánchez en el peor de los escenarios del futuro. Aun cuando logre gobernar de nuevo, que no hay que descartarlo, ya que es posible que Dios nos quiera seguir poniendo a prueba, su paso por el devenir no va a ser especialmente brillante, ni siquiera normal. Haber escogido uno de los tres domingos imposibles del año para que los españoles nos expresemos, evidencia su escasa fe en la democracia. Sánchez eligió el 23 de julio con toda la intención de que cientos de miles de españoles no puedan ejercer su voluntad política y manifestarla en las urnas. De momento, cerca de cuatrocientos mil votos se han perdido en la nada de la burocracia y los almacenes de Correos. Y la culpa ya no es de Correos. Es de Sánchez, pues es exactamente lo que él buscaba; y de la Junta Electoral Central, que hoy no sabemos exactamente para qué sirve, ya que debería haber dado alguna instrucción que permitiese el voto a quienes se les está imposibilitando.
El voto por correo es una excepcionalidad. Lo correcto en democracia, para reflejar de verdad la voluntad popular, es votar en secreto, en una urna, delante de un presidente de mesa, auxiliares e interventores de partidos y recontar los votos al concluir la jornada, a las ocho de la tarde. El voto por correo, aun siendo válido, carece de toda la técnica de transparencia y garantía que sí posee la papeleta entregada en un colegio electoral. ¿Quién es el culpable de que en esta ocasión más de dos millones de españoles dejen a la buena voluntad y honradez del funcionario postal su decisión política? Sánchez. Él y solo él es quien vierte sombras sobre el proceso electoral español. Él, al obligar a votar a cientos de miles de españoles por la excepcionalidad del voto por correo; él, por convocar unas elecciones en fechas en que media España bordea los 40 grados de calor; él, nuevamente arrasando con consensos y buenas formas al buscar el peor día del año para convocar unas elecciones. Serán libres, sin duda, pero él solito se ha encargado de ponerle a usted todas las trabas posibles para que no vote.
Cuanta menos participación haya el próximo domingo, más posibilidades tienen de repetir la alianza Frankenstein.
¿Quién ha deteriorado la democracia española como nadie? Sánchez.