Tortas por invertir en la España de Sánchez y Puigdemont
Los fondos internacionales, entusiasmados por colocar su dinero en un país gobernado por socialistas, comunistas, Otegui, Junqueras y un prófugo
Cuando un país disfruta de la bendición de contar con un subsuelo que es un filón de petróleo y gas puede gestionarlo de varias formas. Una es montar una satrapía de lujo plutocrático, a lo árabe, con una población reducida, forrada y poco creativa. Otra es el modelo venezolano: dilapidar la riqueza con una dictadura socialista, cuyos oligarcas se hacen de oro mientras la población malvive en la penuria. La tercera fórmula, que es la de Noruega, consiste en aprovechar el regalo de la naturaleza para que revierta en el bien común.
Con ese ánimo, los escandinavos crearon en 1990 el Fondo Global de Pensiones del Gobierno de Noruega. La idea era esquivar las fluctuaciones de los precios del petróleo invirtiendo el superplús que venían disfrutando desde los años setenta en acciones y propiedades raíces interesantes de todo el planeta. Hoy el Fondo posee bienes por valor de 1,5 billones de dólares, una barbaridad. Es el mayor propietario de títulos de Europa y el dueño de algo más del 1% de los mercados bursátiles mundiales. Ha invertido en 9.000 compañías de 73 países. Y desde luego no eligen precisamente Cuba, Venezuela o Siria.
Desde hace tres años, el jefe del Fondo de Pensiones de Noruega es un ejecutivo llamado Nicolai Tangen, de 56 años, casado y padre de tres hijos. Nació en Kristiansand, una ciudad costera del sur del país, en una familia modesta. En su adolescencia recogía restos de plástico en los estadios para venderlos al reciclaje y juntar un dinerillo. Siendo muy joven se entrenó para ser espía en la agencia de su país y aprendió ruso. Después comenzó a trabajar en un banco y acto seguido logró acceder a una educación de elite, primero en la Escuela de Negocios noruega; luego en Wharton, una de las universidades de la Ivy League estadounidense; y por último estudió Arte en el Courtauld de Londres y Psicología Social en la London School of Economics. Para que no falte de nada, también se formó como cocinero.
Con ese arsenal de conocimientos y con su arrojo y visión, en el arranque de este siglo este noruego de pelo raro, carrillos sonrosados y cara reservada fundó en Londres su propio fondo, AKO Capital. Ganó un dineral –se le atribuye una fortuna de casi 600 millones de euros– y es un importante filántropo en educación y arte, con una notable colección particular. Imitando a Bill Gates y Warren Buffet, ha prometido donar en vida la mitad de su fortuna.
Imaginemos ahora a Nicolai Tangen en su puesto de trabajo actual, al frente del Fondo Global Noruego. Su misión está clara: debe velar por obtener el máximo rendimiento en los mercados internacionales del dinero que han ganado sus compatriotas con las reservas de petróleo y gas.
Vamos a ponernos en la situación de que su equipo le presenta la oportunidad de hacer una relevante inversión en España. Antes de dar el visto bueno, Tangen querrá conocer algunos detalles de la situación del país. El primero, por supuesto, cuál es el panorama político y quién gobierna. «Pues en España manda un presidente de un histórico partido socialista que ha gobernando muchas veces». Tangen no verá problemas. Pero entonces le darán un dato más: «Bueno, el presidente socialista está coaligado con los comunistas». Tangen fruncirá el ceño.
El analista continuará proporcionándole detalles: «Y a su vez, los socialistas y comunistas que gobiernan dependen del apoyo de un partido separatista catalán, cuyos dirigentes dieron un golpe de Estado en 2017 para intentar declarar una República independiente y fueron condenados a 13 años de cárcel». Tangen podrá cara de flipe. «Pero hay más. Ahora se acaban de celebrar las elecciones. Las ha ganado un partido moderado de centro-derecha, pero sin mayoría. Así que lo probable es que el presidente socialista monte una nueva coalición de Gobierno con los comunistas, con la formación del golpe catalán de 2017 y con un partido que fue creado por el terrorismo vasco, a los que ahora añadirá el partido de otro golpista catalán, prófugo de la justicia española y que está fugado en Bélgica».
Tangen suspirará, contemplará el techo como ido y callará medio minuto. Luego fulminará al analista con su mirada y le lanzará un ladrillo: «¿Cómo te atreves a presentarme semejante disparate? ¿Cómo pretendes que arriesguemos nuestro dinero en un país que ha iniciado un suicidio a plazos?».
Corolario: habrá codazos por invertir en España en cuanto se complete la formación de Frankenstein 2, porque no hay nada que guste más al capital que la inseguridad jurídica, la brasa fiscal, los partidos justicieros que odian al empresariado y las formaciones separatistas que aspiran a despedazar naciones milenarias. Una maravilla. Mi más sincera enhorabuena a los 10,7 millones de españoles que han mantenido su fe en la alternativa «de progreso» de PSOE y Sumar. Unos visionarios. Felicidades y a seguir disfrutando con la hipnosis de las televisiones al rojo vivo.