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Aire libreIgnacio Sánchez Cámara

La derecha y la mentira

Lo extraño es que esta tergiversación histórica desde la izquierda, que entraña la asunción de una falsa democracia hemipléjica, ha sido asumida por parte de la derecha

La campaña electoral de la derecha ha sido muy deficiente. Acaso el adjetivo podría ser más duro. Ni siquiera pudo vislumbrar el cambio que se estaba produciendo en la intención de voto durante los últimos días de la campaña.

La existencia de dos partidos es un grave contratiempo, pero no sería justo culpar sólo a Vox, escisión de la derecha favorecida por el maltrato del PP a muchos de sus votantes. Pero en realidad la unidad de la derecha casi nunca ha existido, y cuando existió agrupaba a ideologías, principios y orientaciones políticas diferentes, como el conservadurismo y el liberalismo y la democracia cristiana. La derecha se ha adherido mayoritariamente a la concepción cristiana de la persona.

Al margen de los errores cometidos por la derecha, su situación deriva, en gran parte, de la falsificación de la historia española reciente por parte de la izquierda y que un sector de ella ha asumido como verdadera. La mentira histórica puede resumirse así. La Segunda República habría sido un régimen democrático normal, incluida la etapa del Frente popular, al que habría puesto fin, mediante un golpe de Estado ilegítimo, el fascismo. La guerra civil había sido entonces un conflicto bélico que enfrentó a los demócratas (incluidos, por supuesto, los estalinistas) y al fascismo encabezado por Franco. Los contendientes serían el democrático Frente popular y el franquismo. La conclusión natural, pero basada en la falsedad, es que sólo la izquierda (incluido el comunismo) es democrática y la derecha es mayoritariamente fascista.

Lo cierto es que la guerra se pudo evitar y que las facciones más radicales de la derecha y de la izquierda arrastraron a la Nación a un absoluto desastre. Julián Marías se refirió a los injustamente vencedores y a los justamente vencidos. Pero creo que la responsabilidad no se puede repartir a partes iguales, aunque en cuanto a barbaridades hubo una equitativa competencia. La razón es que la génesis de la guerra residió en la voluntad de la izquierda radical de excluir e incluso eliminar de la vida pública a la derecha y en la persecución emprendida contra millones de católicos. No enumero acontecimientos, aunque a muchos españoles se les ha hurtado el conocimiento de la verdad. El franquismo fue una anomalía vinculada a una situación insoportable y que podría acogerse, al principio, a la legítima defensa. En cualquier caso, la guerra fue un mal terrible que pudo evitarse.

Lo extraño es que esta tergiversación histórica, que entraña la asunción de una falsa democracia hemipléjica, ha sido asumida por parte de la derecha, que nunca debió aceptar la condena parlamentaria del franquismo sin la correlativa del Frente popular. En realidad, ninguna de las dos cosas era necesaria ni pertinente. Ni el comunismo soviético ni la dictadura de derechas. Aunque, para mí, peor lo primero que lo segundo. Y, además, la ETA, ante esta simplificación, quedaría incluida en el lado democrático.

Todo esto lo estamos reviviendo por obra de los Gobiernos de Zapatero y Sánchez, a quienes debemos el error histórico del intento de demolición de la Transición, la libertad y la concordia. A eso obedece el gobierno de Frente popular con el apoyo del separatismo, las leyes falaces de memoria histórica y memoria democrática y otras iniciativas orientadas a la deslegitimación de la derecha y a su exclusión de la vida pública. La izquierda propaga el gran bulo y buena parte de la derecha se lo cree. Aún así, el resultado electoral de la derecha le habría permitido gobernar si no fuera porque el separatismo «burgués» apoya a Sánchez. Mucho habría que hablar de la actitud de la Iglesia española, de buena parte de ella. Quede tan delicada cuestión para otro comentario.

La mentira gobierna España. La derecha ganó la guerra y lleva décadas capitulando su derrota.