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Cosas que pasanAlfonso Ussía

La herencia

García Lorca fue un poeta altísimo, y Pepín Bello, amigo de todos los poetas del Veintisiete, escribió sin complejos que no fue ni socialista ni comunista

Se han cumplido 87 años del vil asesinato de Federico García Lorca. Fue víctima de la acción de unos desalmados descontrolados, animados por algún pariente del gran poeta. Sus restos no han sido encontrados, y no parece que sus familiares quieran crear un espectáculo con la aparición de sus huesos. Los hermanos Rosales cobijaron a Federico en su casa, su último refugio. Luis Rosales, el notable poeta granadino afincado en Cercedilla, falleció sin aclarar detalles fundamentales de su detención y posterior fusilamiento. García Lorca fue un poeta altísimo, y Pepín Bello, amigo de todos los poetas del Veintisiete, escribió sin complejos que no fue ni socialista ni comunista.

Con motivo de su aniversario, los que no saben olvidar y se apropian de su figura, han salido en tromba recordando el aniversario del brutal crimen. Con el mismo mensaje y parecidas palabras. No conozco a ningún artista, intelectual, escritor o periodista de la llamada Derecha, que no haya condenado contundentemente el asesinato de Federico. Y no recuerdo a ningún artista, intelectual escritor o periodista de izquierdas que haya lamentado la tortura y posterior ejecución en Paracuellos del Jarama de Pedro Muñoz-Seca. A Federico le asesinó un grupo de salvajes, y a Muñoz-Seca el llamado Gobierno de la República, con Santiago Carrillo Solares como máximo responsable. En noviembre se cumplirán los 87 años de su sacrificio.

Viñeta de Mingote publicada el 11 de septiembre de 1986Libro 'Serán cenizas, más tendrá sentido'

Tengo un precioso dibujo que se publicó en ABC de Antonio Mingote, y que me dedica a mí. Don Pedro y Federico aparecen hablando amigablemente sentados en una nube. Se publica el 11 de septiembre de 1986, cincuentenario de las ejecuciones de uno y otro. Y Federico le dice a don Pedro: «Todavía nos llaman rojo maricón a uno y fascista astracanesco al otro»; Y Muñoz-Seca responde: «Pero lo hacen sin rencor, sólo para justificarse por habernos asesinado». El dibujo se incluye en el prodigioso libro de «Necrológicas» de Antonio Mingote, con comentarios de Ignacio Ruiz-Quintano y editado por Catalina Luca de Tena. Una joya. El lobo que aúlla a las estrellas cuando falleció Félix Rodríguez de la Fuente. Los habitantes del Cielo portando bolsas de El Corte Inglés cuando murió Ramón Areces. Y un ángel despistado que le pregunta a un compañero: «¿Quién dices que ha llegado?». Más de 150 necrológicas de Mingote comentadas por Ruiz-Quintano, de Pío Baroja a Carlos del Valle-Inclán, pasando por Don Juan De Borbón, Antonio Machado, Juan Ignacio, Campmany, Tip y Santiago Bernabéu. De Federico, escribe Ruiz-Quintano, haciendo suyas las palabras de don José María Pemán, «La esencia del arte lorquiano es su forma inesperada de ideación e imaginación, típicamente gitana. No fue un poeta social. Cantó con angustia interminable la pena y la luna, que no dan para oponerse a un régimen». Y rescata una anécdota de don Pedro Muñoz-Seca. Don Pedro desayunaba todas las mañanas en el Café de Levante. Compra el ABC y pide un café con tostada. Bebe el café y guarda la tostada. Al salir, le regala la tostada y el ABC a una mujer que aguarda en la calle, a las puertas del local. Un día, la mujer no aparece, pero sí esperan dos mujeres que le informan que la otra mujer ha fallecido y que ha hecho testamento. -¿Tenía fortuna?-, pregunta don Pedro. – No, señor, pero a ésta le ha dejado el ABC y a mí, la tostada”.