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Pecados capitalesMayte Alcaraz

Soto, al paredón, y a ETA, homenajes

Estos rapsodas del sanchismo ofenden día sí y día también a los once millones de españoles que quieren desalojar al socialismo

Ayer, mientras nuestra selección femenina de fútbol ganaba el mundial y la izquierda se apropiaba de la gesta para venderla como logro feminista del sanchismo, un desafortunado tuit del cantante y compositor José Manuel Soto prendía la mecha del petardo del progresismo patrio, enrabietado (dado como es de sensible) por los improperios del músico como si, pongamos por caso, hubieran puesto en libertad a 117 violadores por culpa de una ministra que todavía no ha dimitido. El artista sevillano aprovechó su descanso veraniego para cargar con más dureza que nunca contra Pedro Sánchez y los españoles que lo indultaron el 23-J. El tuit, de pésimo gusto y con imprecaciones innecesarias al presidente en funciones, a su familia y a sus votantes, es un ejemplo del clima guerracivilista en el que nos cocemos, del despeñadero al que ha arrastrado este Gobierno la convivencia entre españoles, de la falta de respeto en el debate político.

Pero una vez refutado el indebido tuit, que su autor borró en un claro reconocimiento de su torpeza, lo que no casa con la coherencia es que unas palabras así sean un somatén a tanta indignación entre progres de salón, actores y cantantes subvencionados y demás ralea, la misma tropa que calla cuando se alivian las penas a pederastas, un mocoso graciosillo se limpia las narices con la bandera española, se ofenden las creencias cristianas, se pita al himno en los partidos de fútbol en Cataluña y País Vasco o se rinden tributos a etarras con las manos todavía chorreando sangre. José Manuel Soto, como Pitingo, Bertín Osborne, Loquillo y otros artistas han osado desde hace unos años no subrogarse al pensamiento único de la izquierda radical y del separatismo. Por plantar cara al oficialismo subvencionado han sido cancelados por los nuevos sacerdotes de lo políticamente correcto. Así las gasta la pretendida superioridad moral de la izquierda.

Luego llegan las alcaldesas de Bormujos y Villacarrillo, dos municipios de Sevilla y Jaén, respectivamente, gobernados por el PP, y suspenden los conciertos de Soto a raíz de sus declaraciones en las redes sociales. Entiendo perfectamente que ambas regidoras defiendan a parte de la ciudadanía, a la que también se deben, que votó al PSOE y que no merece el feroz ataque del artista andaluz. Pero me gustaría que las dos dirigentes populares hicieran lo propio cuando asomen por allí la nariz cantantes y actores (Marisa Paredes, Almodóvar, Bardem, Alberto San Juan, Willy Toledo, Luis Tosar…) que humillan a los votantes de derecha y llaman fascista a Vox y a sus afiliados, franquista a Isabel Díaz Ayuso, narcotraficante a Feijóo y así suma y sigue.

Estos rapsodas del sanchismo ofenden día sí y día también a los once millones de españoles que quieren desalojar al socialismo y que, para más inri, son potenciales clientes de sus conciertos y películas (cada vez menos, dicho sea de paso). Estos paniaguados de la izquierda insultan diariamente a ciudadanos que con sus impuestos pagan las actuaciones que ofrecen en teatros públicos y apoquinan las subvenciones que reciben por sus bodrios cinematográficos. Al propio Soto le han llamado muchos de sus compañeros de profesión nazi, franquista y cosas peores, mientras los que piden ahora las sales y le hacen trending topic, callaban como Belinda. Por tanto, si trabajamos por la convivencia pacífica y el respeto mutuo, que sea en todas las direcciones.