El puente de Rita
Rita era aparentemente fuerte, y lo demostró durante sus 24 años de alcaldesa de la ciudad que había convertido en la segunda de España, en inversiones, hechos , ilusiones y proyectos de futuro
Luis Sánchez Polack «Tip», el inalcanzable genio valenciano, metió mano al texto de la célebre canción Valencia.
Valencia, es la tierra de las flores. Y de Rita Barberá.
Durante 24 años los valencianos, con sus votos, la tuvieron de alcaldesa. Valencia dejó de vivir de espaldas al mar y se abrió al Mediterráneo. Nació la Valencia del futuro. Se defendió su histórica dignidad obstaculizando la colonización de Cataluña y la apropiación por parte del separatismo de su singularidad. «Países Catalanes» decían y dicen. Cuando el Reino de Valencia y su idioma precedieron en siglos al poderoso aldeanismo vecino. Su lengua es anterior a la catalana. Llevaba 40 años al servicio de su partido político, desde la Alianza Popular de Fraga, al Partido Popular de Rajoy. Una imputación por blanqueo de dinero, que resultó tan falsa como escandalosa, y que también afectó a la honorabilidad del presidente de la Generalidad Valenciana, Francisco Camps, que mereció más de cien noticias en primera página del diario del PSOE El País por un par de trajes. Llevaba Rita Barberá 40 años al servicio de su partido político. Desde la Alianza Popular de Fraga al Partido Popular de Rajoy, que, asustado por los resultados de unas elecciones en las Vascongadas, se lavó las manos como Pilatos y optó por permitir, con su silencio, que Rita fuera masacrada por algunos de los dirigentes de su partido. Aznar y Margallo defendieron su honestidad y su honra. Alfonso Alonso, candidato a «Lehendakari» y Maroto, destrozaron su prestigio y su serenidad. Rita fue obligada a solicitar su baja del PP. «Solicito mi baja porque así me lo ha pedido mi partido». Rajoy leía el Marca y Soraya ayudaba a crear «Podemos». Ella mantuvo su escaño en el Senado, lo cual soliviantó aún más a Alfonso Alonso, Maroto, Hernando y compañía. Maroto manifestó que «Rita Barberá no ha actuado con dignidad y ejemplaridad y daña al partido por su afán de agarrarse al acta del Senado». Lo mismo que se escribía en El País y Público. Cuando Rita solicitó su baja, Alfonso Alonso consideró su decisión de «adecuada, pues de no hacerlo el partido hubiera decidido por ella». Hernando, siempre tan comprensivo y bondadoso, celebró su baja en el PP «para evitarle disgustos» Rita se incorporó al Grupo Mixto del Senado, y su antiguo amigo Rajoy, terminada la lectura del Marca sentenció con rotundidad: «Ya no está en el PP y no tenemos nada que comentar al respecto». Posada, en la misma línea de lealtad y coraje.
Rita era aparentemente fuerte, y lo demostró durante sus 24 años de alcaldesa de la ciudad que había convertido en la segunda de España, en inversiones, hechos , ilusiones y proyectos de futuro. Pero su resistencia física se desmoronó. Lejos de su ciudad, en Madrid, falleció de un infarto en la habitación de un hotel.
Ahora, y de ello me alegro, aunque a ella nada le afecten las decisiones que se toman en el pequeño mundo de los vivos, el Ayuntamiento de Valencia ha acordado nombrar a la gran Alcaldesa inocente de los falsos cargos que terminaron con ella, Alcaldesa Honoraria de Valencia, y el Puente de las Flores pasará a denominarse «Puente de Rita Barberá». Los actuales gestores populares de Valencia demuestran, no sólo valentía, sino humanidad y sentido de la justicia y la gratitud. Su nombre queda limpio para todos los mañanas que se avecinan. Y me permito reproducir en versos lo que un poeta escribió años atrás de la buena muerte de un valenciano honesto.
Yo quiero para mi tumba…
El azul de la Albufera,
La luz de la Malvarrosa,
Mi Virgen con una rosa,
Mi Cristo con un clavel.
El aroma de la piel
De mi Valencia adorada.
No quiero en mi tumba nada
De riqueza ni apariencia.
Quiero trabajo, decencia,
Amor, y jamás cizaña.
Mi Señera de Valencia
Y mi Bandera de España.
Iré a Valencia a cruzar sobre el Puente de Rita.