«Napoleonchu» al servicio de Puigdemont
El ministro de Asuntos Exteriores está dedicando sus horas de trabajo en estos días, como si no hubiera nada más importante en el mundo, a promover el reconocimiento del catalán, gallego y vascuence como lenguas oficiales en la UE. Con un par
Este jueves ha sido un día de mucha sobrecarga en la negociación de los independentistas con el Gobierno que está dispuesto a concederlo todo. Fue una muy mala jornada porque la Audiencia de Barcelona –no la Nacional ni el Supremo, la de Barcelona– condenó a cuatro años y medio de cárcel y nueve de inhabilitación al honorable Miquel Buch i Moya. Vaya por Dios. ¿Qué méritos acumuló Buch i Moya? El propio hizo carrera en el ayuntamiento de Premiá de Mar, en el Maresme, donde fue alcalde de 2007 a 2017. Y fue presidente de la Asociación Catalana de Municipios y Comarcas (ellos niegan la existencia de las provincias) entre 2011 y 2018. Pero su momento político más relevante fue entre mayo de 2018 y septiembre de 2020 cuando ocupó al Consejería de Interior de la Generalidad de Cataluña.
El principal mérito de Buch para ser condenado a cárcel es el de haber amparado al mozo de escuadra Lluís Escolà, que siendo guardaespaldas de Puigdemont cuando huyó de España, se mantuvo a su lado durante la fuga sin volver a a su trabajo. Y para poder cobrar un sueldo, Buch lo nombró asesor suyo sin que apareciera nunca por la consejería porque Escolà estaba en Waterloo como era lógico por el trabajo que hacía y por el que Buch realmente le pagaba. La Audiencia de Barcelona le ha encasquetado a Buch la pena mencionada (cuatro y medio de cárcel y nueve de inhabilitación), pero al guardaespaldas del prófugo le han caído otros cuatro años de cárcel, diez de inhabilitación absoluta y nueve de inhabilitación especial. Mas les vale que las arcas del independentismo estén lo suficientemente surtidas como para sostener a estos delincuentes.
Pero lo que a mí me preocupa más es que no me cabe la menor duda de que lo que va a ocurrir es que aquí tenemos dos motivos más para la amnistía que Sánchez va a conceder sí o sí. ¡Ambos delincuentes se han sacrificado por el bien de Puigdemont! No puede haber mayor motivo de gloria. Y sus delitos son de un tipo que difícilmente permite pensar un modelo nuevo de perdón genérico como el que tenga Sánchez previsto para sus independentistas favoritos. Esto sólo cabe en una amnistía llamada así, sin matices. Pero ya sabemos que él está dispuesto a concederlo todo.
Prueba de ello es que su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, conocido en los ambientes como Napoleonchu, está dedicando sus horas de trabajo en estos días, como si no hubiera nada más importante en el mundo, a promover el reconocimiento del catalán, gallego y vascuence como lenguas oficiales en la UE. Con un par. Confieso que empiezo a sentir pena por Napoleonchu. ¡Lo que está dispuesto a sacrificar por su amo!
El próximo martes España planteará esto en el Consejo de Asuntos Europeos. La representación de España la lleva normalmente el embajador representante permanente, pero en este caso la va a ocupar Napoleonchu. Y confieso que me desconcierta este paso al frente porque sus posibilidades de éxito son francamente limitadas. La propuesta de España implica crear un problema a los 27 socios europeos para resolver un requisito de los independentistas a la hora de justificar su apoyo a la investidura de Sánchez. Pero si España logra esto hay otros países de la UE con diferentes lenguas que podrían verse forzados a exigir esa igualdad de derechos para sus minorías. Esto no es hacer Europa. Esto es dinamitarla.
Se ha hablado bastante de las dudas de Holanda en este asunto. Pero ya hay países que han manifestado su oposición explícita como por ejemplo Eslovaquia y parece improbable que países como Polonia o Italia, gobernados por partidos en la línea de Vox y con posibles problemas de minorías, especialmente Italia, puedan crearse un problema con esto. Y recuerden que una reforma así de los tratados requiere el respaldo unánime de los 27 estados miembros.
Cada vez está más claro que Napoleonchu, más que un ministro de Estado es un mero fogonero del sanchismo. Haz las oposiciones a diplomático para embadurnar tu digno uniforme así.