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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Nicolás, saca el champán para festejarlo

Un honor que te echen de un partido para el que las leyes y la unidad de España se han convertido en quincalla con la que salvar a Sánchez

Lo han hecho manipulando la realidad, al más puro estilo del Partido Sanchista. Cuando compareció en su orwelliana rueda de prensa del lunes en Ferraz, la expansiva Marisu Montero, ministra de Hacienda y vicesecretaria general del partido, ya sabía que acababan de purgar unos instantes antes a Nicolás Redondo Terreros, un histórico que representa una de las pocas caras buenas del PSOE, la de la lucha por España y las libertades frente a ETA, con personas como él jugándose la vida en primera línea. Pero Marisu se calló lo de la purga. De hecho, le echó tanta jeta que con su desparpajo habitual se puso a alardear de que en el Partido Sanchista sí cabe la crítica, precisamente cuando acababan de expulsar a uno de sus más respetables y respetados críticos: «En este PSOE el que se mueve sí sale en la foto», dijo encantada de su ocurrencia, parafraseando una conocida cita de Alfonso Guerra. Con Sánchez sales en la foto, pero para mostrarte tachado, vilipendiado y expulsado, como un aviso a navegantes de que a Mi Persona no le tose nadie, haga lo que haga.

Cuando los historiadores se ocupen de Marisu y Nicolás, lo cual harán de pasada, porque tampoco han sido primeras figuras, de ella recordarán que fue una médico socialista que medró en la Junta del trinque de los ERE y que como ministra de Hacienda firmó un pufo olímpico, del que hoy solo conocemos la punta del iceberg. En cambio, cuando resuman la carrera política de Nicolás Redondo Terreros, de 65 años, hijo y nieto de militantes del PSOE y abogado por Deusto, resaltarán que se jugó la vida por su país y sus libertades y derechos en la época más sanguinaria de ETA. Lo hizo significándose como diputado en el Parlamento Vasco desde 1984 y como líder regional del Partido Socialista entre 1997 y 2001. También se ensalzará la temprana clarividencia con la que supo ver que las alianzas con los nacionalismos centrífugos, tan queridas por el PSOE desde siempre, son una trampa para España y el cáncer de su partido. En el verano de 1988, el PSE rompió su acuerdo de Gobierno con el PNV por iniciativa de Nicolás. Con esa medida denunciaba el creciente entendimiento del partido de Sabino Arana con Batasuna y una reforma de los nacionalistas para poder ser diputado vasco sin necesidad de acatar la Constitución. Ya ven: una brújula moral idéntica a la de los líderes actuales del PSOE en el País Vasco y Navarra, encantados de acostarse con el partido de ETA para tocar poder sin ganar las elecciones.

Nicolás Redondo es uno de esos socialistas, hoy en vías de extinción, capaces de colocar los intereses generales de España por encima de maniobras turbias que puedan beneficiar al partido en el regate corto. En su caso, el fin no justificaba los medios. Pero Sánchez representa exactamente lo contrario: todo da igual con tal de que él siga a flote. Redondo exponía sus críticas con una esmerada buena educación. Hablaba siempre de «mi partido», incluso tras el intento de expulsión fallido del año pasado, y componía unos razonamientos impecables, irrefutables. Pero nada de eso sirve en Ferraz, una organización bajo la bota de Sánchez e integrada por una gentecilla presta a tragar con lo que sea para mantener sus canonjías (no vaya a ser que haya que dejar la política y ponerse a trabajar como todo el mundo).

Nicolás, ni un minuto de pena o lamento. Que te larguen de ahí es un honor. Es como si te hubiesen puesto una medalla. Hay que escapar corriendo de un partido donde la unidad de España y las leyes se han convertido en quincalla con la que se puede comprar a los separatistas para que entronicen al gran timonel progresista (que ni siquiera ha ganado las elecciones y que volvió a mentir en campaña ocultando a los votantes que estaba dispuesto a amnistiar a Puigdemont).

Entiendo tu apego sentimental a la que fue la casa política de tu abuelo y tu padre, y luego la tuya. Pero la historia del PSOE está mal contada. La infamia que han hecho contigo es una muesca más en una trayectoria de bochornos continuos. El fundador Iglesias amenazando a Maura con un «atentado personal» en sede parlamentaria en 1910. La alianza con la dictadura de Primo. La revolución del 34 contra la legalidad republicana. El apoyo callejero en Barcelona a la proclamación independentista de Companys. El terrorismo de Estado con González y la corrupción galopante en su etapa, donde se robó hasta en el papel del BOE. El caso ERE, récord de mangancia en nuestra democracia. La utilización del dolor del mayor atentado de España para lograr el poder en 2004. Los cordones sanitarios de Zapatero y su alianza con ERC. La llegada de Sánchez al poder sin ganar las elecciones y de la mano de los que el año anterior habían dado un golpe de Estado. Los indultos, la supresión del delito de sedición a la orden de Junqueras, y ahora, una amnistía delirante, que dejaría a España como un Estado represor que persiguió la legítima acción política de declarar la República catalana.

Nicolás, saca el champán, porque no te pierdes nada.