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Enrique García-Máiquez

Sí se puede

Lo de Irene Montero, en cambio, me recuerda a ese pequeño defecto defensivo que tenía la Estrella de la Muerte en La guerra de las galaxias. Si se dejaba una bomba ahí, todo el gran artefacto destructor, aparentemente invulnerable, saltaría por los aires galácticos.

Donde menos se espera salta la liebre o, para no ser sexistas, el conejo. Irene Montero va a impedir la investidura de Pedro Sánchez y no los cabildeos y chalanerías con los nacionalistas. Hay estar muy atentos a los acontecimientos por ese lado. Podemos ha dicho que su condición innegociable para votar que sí es que Irene Montero repita de Ministra de Igualdad. Podemos iba de polizón en el proyecto de Yolanda Díaz, pero en vez de sumar, ha dividido y ahora va a echar el resto en rescatar a la ministra Montero.

Estamos ante una provocación mayúscula y de racimo. 1) Deja en una posición ridícula a Yolanda Díaz que la vetó muy expresamente. Y con ella ridiculiza a los que la apoyaron, como Errejón. La humillación es tan evidente y bumerán que no van a conseguir ocultarla. Montan un partido para desembarazarse de la marca Podemos y echar a una ministra por una gestión lamentable y ¡con los votos de ese mismo partido! Lo primero e innegociable es que esa ministra vetada de Podemos vuelva al Gobierno. 2) En aquella operación de veto intervino la mano alargada de Pedro Sánchez, que quiso aupar a Yolanda Diaz y vengarse de Pablo Iglesias, que ahora se la devuelve doblada. 3) Siendo Irene Montero la responsable directa del desastre de la ley del Solo sí es sí, la opinión pública general y el feminismo más sensato en particular no van a entender este regreso. 4) Aquella ley supuso un pacto sin precedentes entre el PSOE y el PP para intentar revertir en parte sus efectos. Desde su neoministerio, Montero exigirá revertir la reversión, esparciendo el ridículo a los que pactaron el remedio. Y 5) Irene Montero echa la culpa de los posibles fallos (violadores en la calle y agresores sexuales con sus penas reducidas) al PSOE y a su gestión en el ministerio de Justicia, con lo que meterla en el Gobierno, más que Sumar, sería Dividir desde el primer instante.

Es fácil sacar la lista de damnificados: Yolanda Díaz, Sumar, Errejón, Pedro Sánchez, el PSOE, la opinión pública y el feminismo clásico. ¿Estará Sánchez dispuesto o, aunque esté dispuesto a todo, podrá pagar tanto precio? Algún lector atento podrá objetarme que peor es el precio que paga al nacionalismo catalán y al nacionalismo vasco. Objetivamente, sí; pero no subjetivamente. Los pagos al nacionalismo se perciben como pagos externos sobre fondos como la soberanía nacional que al PSOE ni le van ni le vienen. Están amparados por un discurso legitimador que han trabajado desde el 78 y que hace que la opinión pública no vea la gravedad.

Lo de Irene Montero, en cambio, me recuerda a ese pequeño defecto defensivo que tenía la Estrella de la Muerte en La guerra de las galaxias. Si se dejaba una bomba ahí, todo el gran artefacto destructor, aparentemente invulnerable, saltaría por los aires galácticos.

¿Podemos jugará con fuego? Me da que su móvil a estas alturas es la venganza y que, además, su única posibilidad de resurrección es ganando este pulso desesperado. Dicen las crónicas que en sus bases la jugada despierta un entusiasmo especial, que las reactiva.

Los nacionalistas pondrían un precio alto, cobrarían y tan contentos. Bildu es el apoyo más firme de Sánchez. Pero Pablo Iglesias acecha en la sombra. Puede saltar el conejo. Irene Montero quiere su ministerio. Puede saltar la libre. Sí, se puede. Podemos todavía puede darnos una alegría. El mayor riesgo para la investidura de Pedro Sánchez estriba en su condición innegociable. Y había quien decía que el Ministerio de Igualdad era inútil…