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Enrique García-Máiquez

Los cuatro jinetes

Aquí la historia no la escriben los vencedores ni los vencidos, la escribe la izquierda, venza o pierda. Ese dominio del relato crea un miedo cerval entre sus diputados y en general

¡¿Será posible que no haya cuatro socialistas buenos que voten a favor de la investidura de Feijóo?!, se preguntan todavía los ingenuos más recalcitrantes. Yo, que tengo tanta simpatía por la ingenuidad como por la perseverancia como por el pensamiento desiderativo, voy a empatizar con los ingenuos, sí, y a explicarles por qué no. No habrá cuatro jinetes valerosos.

Pero primero, la empatía. Su pregunta no es, en absoluto, absurda. Sería normal que hubiese más de cuatro socialistas que se estuviesen planteando el voto a favor de Feijóo y también por más de una razón. En concreto, por otras cinco: una razón objetiva; otra, democrática; otra, territorial; la penúltima, personal y la última, partidista.

Repasémoslas rápido. Objetiva, porque la amnistía es un disparate jurídico que no tiene cabida constitucional en nuestro sistema, como saben todos, incluyendo los magistrados del TC que dirán «sí, bwana» y el mismo José Luis Ábalos, al que casi se le escapó el otro día. Democrática, porque también saben los excelentísimos diputados que les votaron cuando decían que ni de broma concederían la amnistía. Territorial, porque el pacto con los nacionalistas implica considerar que los ciudadanos de las circunscripciones de la mayoría de los diputados socialistas son de segunda división o de tercera categoría y que sus impuestos irán a financiar a los ricos de la esquina. Personal, porque quizá haya alguna diputada o diputado con cierta dignidad que no permita que le hagan votar a cada instante lo que en cada momento le venga bien a Sánchez y recuerde que tiene palabra, conciencia y libertad personal. Partidista, en cuanto que este homenaje a la desigualdad y a la merma de los fundamentos de la democracia supone la demolición del proyecto socialdemócrata, la entrega de la cuchara.

Incluso podíamos añadir las simpatías socialdemócratas de las que siempre ha hecho gala Feijóo y, ya puestos a bancar a los ingenuos, sumar la autoridad de Felipe González y de Alfonso Guerra. No dirán los ingenuos que no he hecho todo lo posible por fortalecer su ilusión.

Creyendo, además, que son argumentos de peso y casi indiscutibles. Sin embargo, no saldrán esos votos tan razonables de debajo de las piedras. Y entender por qué es una lección necesaria y será lo único que sacaremos en claro de esta investidura.

Es imposible que salgan porque el PSOE domina el marco cultural, los medios y el relato. Esos cuatro justicieros serían ipso facto ajusticiados. Serían los cuatro jinetes del Apocalipsis Democrático. No podrían volver a pisar la calle en España. Aquí la historia no la escriben los vencedores ni los vencidos, la escribe la izquierda, venza o pierda. Ese dominio del relato crea un miedo cerval entre sus diputados y en general. Conlleva un dominio completo del tablero político.

La derecha ni domina el mensaje ni demoniza a los rivales ni destruye a sus traidores. Véanse, a modo de ejemplos, tantos políticos de derecha embobados con Blas Infante, admirando profundamente a Felipe González o queriendo pactar con cualquiera a su izquierda. Se creen modernos y democráticos con eso y quizá lo sean, pero el resultado práctico es que traicionar a la derecha (véase el PNV) sale infinitamente más rentable que jugársela al PSOE.

Más de cinco diputados del PSOE van a votar contra Feijóo con las razones que los ingenuos sostienen repicándoles en la conciencia. Pero harán oídos sordos. No les temblará el pulso, porque les tiembla lo demás. Pensamos que el dominio de los medios y de los miedos son cosas inútiles que apenas mentamos los frikis de la batalla cultural; pero luego la cultura tiene consecuencias.