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Pecados capitalesMayte Alcaraz

Yoli, Ione e Irene, en cohete

Es tal su indocumentada existencia, que se ha hecho eco de unas fichas torticeras que le ha preparado su equipo sobre no sé qué teorías conspiranoides y sobre un libro que ha leído mientras plancha

Feijóo se preguntaba ayer durante su debate de investidura si los de Sumar –el camarote de los hermanos Marx en versión sanchista– caben en un cohete y yo le digo que sería complicado el viaje. Caber, caben hasta en un taxi, como los liberales de Pedro Schwartz, pero en uno y otro medio de transporte no se pondrían de acuerdo ni en el destino. Quince partidos, a tortas por repartirse los escasos puestos que les ha otorgado su exiguo resultado electoral (600.000 votos menos que en los anteriores comicios), acabarían aterrizando en el punto más distante al que se dirigían. Yolanda Díaz dirige un magma de intereses personales que solo se encuentran en un espacio común, el presupuesto público. La del cohete interestelar ha conseguido 31 escaños, cuatro menos que los que tenía su expadrino Iglesias y siete menos si le sumamos Más País y Compromís. Cosecha insuperable.

Ella, de blanco impoluto ayer carcajeándose en la investidura del ganador de las elecciones (que tantas tundas le dio en los comicios gallegos), era la demostración más palpable, por si fuera necesario, de que es la política más sobrevalorada de España y probablemente de Europa. Es una ensalada de mentiras, hipocresía, impostura e infantilismo. Tiene las cifras de paro más altas de la UE y su concurrencia a las urnas ha dejado al ya quemado Podemos en peores niveles que los que había alcanzado gracias a su fuerza centrífuga. Ella es digna representante de la peor época política, basada en las trolas, los discursos para lelos y en la falta de rigor político e intelectual.

Lo bueno que tiene Yoli es que lo mismo cabrea al ministro de Trabajo griego que a los marcianos, a los que amenaza con que los ricos muy ricos, los que van en Audi como ella, los que tienen dinero para peluquería (sí para peluquería) diaria como ella, los que comen en restaurantes de muchos tenedores, como ella, van a ir en cohete a fastidiarles su vida placentera y planetaria, vida donde no hay colas del paro ni autónomos pagando las cuotas más altas de Europa como en el país del que ella es vicepresidenta de Trabajo.

Dice superyol que la tierra se va a ir «al carajo» y que unas élites tecnológicas están preparando un éxodo en la tierra al que solo podrán acogerse los que tienen mucha pasta, como Elon Musk, para escapar al metaverso. Que no sé yo cómo alguien se puede ir a un sitio que no existe más que en la imaginación de los tecnólogos. Este video tan «chuli» que ha protagonizado la líder de Sumar solo puede deberse a dos contingencias, a cuál más abracadabrante: o que las ondas al agua producen en ella efectos alucinógenos o que intenta tapar la polémica que ha organizado con Grecia, al culpar a su gobierno de un cambio legislativo que, oh sorpresa, a quien beneficia es a los trabajadores. La vicepresidenta o no estaba bien informada o su perspicacia desnudó su ingenio, y tiene a su homólogo heleno como un dragón, echando fuego por la boca contra la fashionaria comunista.

Es tal su indocumentada existencia, que se ha hecho eco de unas fichas torticeras que le ha preparado su equipo sobre no sé qué teorías conspiranoides y sobre un libro que ha leído mientras plancha, acerca de las razas superiores que se preparan para viajar a Marte cuando nuestro planeta sea invivible. Lo que me extraña es que esos superricos no contraten a Yoli como reclamo sobre la necesidad de escapar de aquí lo antes posible con dirigentes políticas de tal indigencia intelectual.

A Alfonso Guerra le ha caído la del pulpo por decir una obviedad, que la ministra de Trabajo a quien de verdad da de comer no es a los parados de larga duración ni a los autónomos esquilmados por su Gobierno, sino a sus peluqueros, cuyo estajanovismo es digno de medalla al mérito al trabajo. Yo estoy de acuerdo con el exvicepresidente socialista; además, aunque no lo estuviera, Guerra ya no está en activo así que lo que profiera le representa solo a él. El problema es ella, la frikiyoli, que sí está en activo, que ha sido nuestra vicepresidenta segunda y que, si esta semana no lo remedia Feijóo, va a volver a ser vice, pero probablemente primera, es decir, la sustituta del presidente. Eso sí que nos debería preocupar y no los aspirantes a marcianos.

¿Y si lo de viajar al espacio lo probara primero ella, con o sin Ione e Irene, ayer tan calladitas?