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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Aizpurua

Los socialistas del pesebre oían a Feijóo avergonzados, porque ellos también tuvieron que enterrar a muchos de los suyos asesinados por la ETA

Las palabras más grandes de Feijóo en el pleno de la investidura fallida, se las dedicó a Merche Aizpurua – en vascuence-batúa «Mertxe Aitzpurua»–, la portavoz de EH Bildu, formación filoterrorista y socia de Pedro Sánchez. La diputada Aizpurua y sus compañeros optaron por seguir la intervención de Feijóo con una sonrisa de desprecio, falso argumento que delata su culpabilidad. Aizpurua, en su rostro y en sus gestos, reúne todas las características que surgen de la perversidad. Ha hecho pocos amigos en Madrid, y en las provincias vascongadas ha perdido a casi todos los que consideraba como tales. María de las Mercedes Aizpurua Arzallus, que así se llamaba cuando irremediablemente nació en Usúrbil, Guipúzcoa, una localidad cercana a San Sebastián, que roza las tierras del Goyerri, y de tan escaso interés que muy pocos de los muchos millones de visitantes que ha recibido San Sebastián en los dos últimos siglos, han tenido la ocurrencia de visitarla. Es más, puedo asegurar y aseguro, que habiendo pasado más de cuarenta años queriendo, viviendo, y rodeándome de amigos en San Sebastián, no conozco a ninguno que me haya confesado, ni en las sinceras conversaciones que procuran las copas vespertinas o nocturnas, esta extravagante confesión: «Ayer estuve en Usúrbil».

A finales del siglo XIX y principios del XX, Aizpurua, Aizpuru y originalmente Aizburu, se traducía por «Parte alta del Robledal», del mismo modo que su segundo apellido, Arzallus –hoy caprichosamente modificado por Arzalluz– se traduce por «Alisal Largo». Los vascos tienen apellidos bucólicos, florales, inspirados en sus bosques, costas y praderas. Ussía, apellido alavés afincado en Llodio, significa «Campo de Gramas», y ese detalle me enorgullece. Sucede que si mañana, por cuestiones de capricho, me cambian el Campo de Gramas por Helechos en el Camino, mi deber es aceptarlo con conformidad, porque los nuevos vascos se inventan muchas cosas para demostrar la antigüedad de su «nación», como bien ha defendido Aitor Esteban, que lo de Aitor es muy reciente, y Esteban, apellido de Soria.

He invertido unas cuantas líneas en este aspecto de los apellidos vascos, con el fin de ayudar a los traductores del Congreso y el Senado en el futuro.

«Tiene la palabra la diputada de EH Bildu doña María de las Mercedes Parte Alta del Robledal y Alisal Largo». Y toma la palabra la chica. Más, no puedo hacer.

Aizpurua, por su cercanía a la ETA y Herri Batasuna, fue alcaldesa de Usúrbil, y durante cuatro años, por su condición de periodista y comentarista, dirigió Gara, una publicación muy cercana a la banda terrorista. Como directora de Gara se especializó en titulares confusos. Así, cuando Miguel Ángel Blanco fue asesinado por la ETA, con las manos atadas a la espalda y de un disparo en la nuca, la diputada prosanchista Aizpurua lo anunció en Gara con el siguiente titular: «El Edil del Partido Popular apareció con dos disparos». Lo que siempre se ha llamado un titular valiente, veraz y comprometido.

Sin perder la calma, sin levantar la voz, Feijóo respondió a Aizpurua y sus compañeros bilduetarras con una serenidad, una agudeza, una precisión y una elegancia insuperables. Ahí fue mi presidente. Los socialistas del pesebre oían a Feijóo avergonzados, porque ellos también tuvieron que enterrar a muchos de los suyos asesinados por la ETA. Algunos «aparecieron con dos disparos» y otros «aparecieron como si les hubiera explosionado una bomba». El lendakari con los votos del PP, Pachi López, lloró en algún entierro previo a la amable reunión que mantuvo, junto al impresentable Eguiguren, con Otegui y con Rufino por orden de Zapatero.

Esa indignidad jamás le protagonizó el PP. Los suyos, Abascal incluído, se jugaban la nuca todos los días y muchos de sus héroes «aparecieron con dos disparos» según el diario dirigido por Aizpurua.

La historia fue así. Y Feijóo, breve pero contundentemente, nos la contó en el Congreso de los Diputados.

PD. No hubo confusión por mi parte en el artículo de ayer. Se trató de una desdichada e inoportuna ironía.