Ahora más que nunca
Mientras unos hacen caso a piquitos y pinganillos, otros te recordamos que 1.200 violadores se han beneficiado de una ley nefasta por la que nadie ha dimitido
Hace dos años se vivió una noche de nervios en Magallanes, 3. Todo tenía que salir bien en el estreno de un periódico al que se le habían puesto ganas –muchas ganas–, empeño, sacrificio y profesionalidad. Hoy podemos decir, con orgullo, que teníamos razón cuando pensábamos en 2021 que había un espacio que no llenaba la prensa española. Doce millones de lectores nos dan la razón cada mes.
Hacía falta hace dos años y ahora más que nunca. Hace falta porque mientras unos hacen caso a cortinas de humo en forma de piquitos y pinganillos, en El Debate te recuerdan que más de 1.200 violadores se han beneficiado de una ley nefasta por la que nadie ha dimitido y que algunos vuelan continuamente en Falcon mientras a ti te obligan a pensar en comprar un coche eléctrico.
Hace falta ahora más que nunca porque el Barça presume de unos valors y luego demuestra otros, pero no todos los sacan a la palestra. Tampoco se preguntan qué pasó realmente en Marruecos ni cuáles fueron las verdaderas razones para que Sánchez diera un volantazo a nuestra política internacional de los últimos 50 años. El Debate sí lo hace.
Hace falta ahora más que nunca porque vienen meses convulsos por delante, con una investidura en ciernes en la que Sánchez venderá España por tal de pasar cuatro años más en Moncloa. El presidente del Gobierno ha cumplido una por una las exigencias que Puigdemont puso encima de la mesa para regalarle el «sí» de sus siete diputados: ondeó la bandera del catalán por Europa, le pidió a la Europol que no llamase terroristas a los grupos radicales independentistas y negocia ya la investidura. Y lo que queda por venir.
Hace falta ahora más que nunca porque cuando Sánchez firme la amnistía de los involucrados en el procés estará reconociéndole al mundo que aquellos que respondieron de forma legítima ante la Justicia tenían razón, que España les persiguió por motivos políticos y que todo el dinero que gastaron al convocar un referéndum ilegal en Cataluña estaba bien invertido. Alguien tiene que contar el verdadero relato.
Hace falta ahora más que nunca porque alguien tiene que seguir defendiendo los valores cristianos y la educación católica mientras otros piensan más en la cultura de la muerte que en la de la vida. Por eso El Debate hacía falta, hace falta y seguirá haciendo falta.