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Post-itJorge Sanz Casillas

La España maltratada

El 'progresismo' quiere que reniegues de tu historia (que pienses que en América cometimos un genocidio), que te avergüences de tu bandera (por «facha») y que después hagas lo propio con tu idioma (por opresor)

Cuando desde periódicos como este decimos que España peligra o que está siendo maltratada no lo hacemos por un exceso de imaginación o por tenebrismo, sino porque existen síntomas de que eso está pasando.

Hay una guía del Ministerio de Igualdad (ya ve usted qué lecturas tiene uno) que identifica como uno de los primeros signos del maltrato el desprecio y el desinterés por los sentimientos del otro. También el hecho de que te ridiculice o tome decisiones por ti. Pues en política ocurre algo parecido, cuando no idéntico. Desde hace varias décadas existe una generación de políticos que trabaja activamente en ese maltrato, gente que se esfuerza en destruir con desprecios la moral colectiva. Seguro que se te vienen nombres a la cabeza, parlamentarios que insisten en que tu país es una mierda, algo que veremos acentuarse según se vaya acercando el 12 de octubre.

El plan es el siguiente: que reniegues de tu historia (que pienses que en América cometimos un genocidio), que te avergüences de tu bandera (por «facha») y que después hagas lo propio con tu idioma (por opresor). Todo ello para luego ofrecerte una solución mesiánica, un «nuevo tiempo» en el que revindicar ideologías fallidas, llevar todas las banderas menos la tuya y entenderte por auriculares con tu vecino aun teniendo la misma lengua. Sucede también con la religión mayoritaria de los españoles, a la que parte de la izquierda considera una cruzada y su Semana Santa una cabalgata con muñecos de madera.

Los guardianes de este nuevo tiempo no son solo separatistas, cuyo odio a España está ya comprobado, sino que también los hay en las filas del PSOE. Ahí está (seguro que te acuerdas) aquel delegado del Gobierno que afirmó que Bildu había hecho más por España que «todos los patrioteros de pulsera juntos», en un nuevo desprecio a la bandera así como a la forma de vestir y de pensar de quienes, en su libertad, no quieren hacer vida común con un partido que tiene en nómina a decenas de asesinos.

Y es que esa es la intención: conseguir una España inapetente, sin autoestima, derrotada y en pijama a la que venderle una Arcadia feliz donde saludar con dos besos será violencia y en la que no podrás coger el coche de tus padres porque contamina y te suben las mareas. Se trata de llevarte de la mano por ese «nuevo tiempo» (porque «dónde vas tú sola, que no tienes ni puta idea») y homologar tu manera de pensar a la del pelotón progresista. Una vez ahí, subido al carro del pensamiento único, te querrán convencer de que a los españoles nos urge más una amnistía que una rebaja fiscal o una selectividad única.