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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Francisco Matusalén

Siempre que escribo del nacionalismo vasco, aparecen los comentarios de Anai, cuyos conocimientos no son nada desdeñables. Le dedico estas líneas desde la trinchera de enfrente y espero que acepte la suavidad de mi tono

Por cortesía leo los comentarios a mis artículos en El Debate. Y agradezco los elogios y las críticas negativas, cuando se producen desde el conocimiento y la buena educación. Hay infiltrados, presumibles comandos profesionales del pesebrismo socialista, como un tal Fernández, pero normalmente las críticas menos coincidentes con mis textos las asumo con respeto y gratitud. Siempre que escribo del nacionalismo o separatismo vasco, aparecen los comentarios de Anai, cuyos conocimientos no son nada desdeñables. Es un vasco antiespañol, bien documentado y, en mi opinión, excesivamente influido por sus fantasmas. Pero no acostumbra a abandonar la corrección en el tono. Le dedico estas líneas desde la trinchera de enfrente y espero que acepte sin reservas la suavidad de mi tono. Le explico.

Mi padre, Luis de Ussía, Conde de los Gaitanes, desde que se jubiló, se dedicó a estudiar Filología Vasca. Yo le conseguí en librerías de Viejo muchos de los libros que precisaba. El Diccionario Trilingüe «Castellano-Bascuence (sic). Latín» de Manuel de Larramendi, y de este mismo autor la «Corografía de la Provincia de Guipúzcoa (sic)», porque en sus tiempos Guipúzcoa, Guetaria, y Otegui se escribían con la «u» intercalada. También la «Apología de la Lengua Bascongada (sic)» del presbítero durangués Pablo Pedro de Astarloa, obra interesantísima. Algunas ediciones de Isaac López de Mendizábal, y una joya editorial que en el «Manual del Librero» de Palau – 28 volúmenes-, se destaca por su extremada rareza. «Origen de la Nación Bascongada (sic) y de su Lengua, compuesto por el Coronel Don Juan de Perochegui, Teniente Provincial de Artillería y Comandante de la de este Reyno (sic) de Navarra». Está impreso en la Imprenta de los Herederos de Martínez, Pamplona, en el año 1760. Todos esos libros, y muchos más dedicados al estudio del vascuence y la Historia de las provincias vascongadas enriquecen hoy mi biblioteca. Quiero decir que, de esto, al menos y sin que sirva de precedente, tengo amplia y leída documentación.

En mi artículo de ayer, 7 de octubre, referí –por experiencia propia–, que el vascuence jamás fue perseguido. Y en el jamás, entra el período del franquismo. Jesús Santovenia, ya fallecido y fundador y propietario del gran restaurante de San Vicente de la Barquera «Boga, Boga», fue durante muchos años cocinero en el «Azor». «Los marineros eran casi todos vascos, y hablaban en vascuence, y los que no, gallegos». Y escribí que los grandes sabios de la filología vascongada, Larramendi, Astarloa, Mendizábal y Barandiarán, no lograron unificar el vascuence a pesar de sus esfuerzos. Y mi amable comentarista Anai sentencia: «Que el «euskera» ha sido perseguido es un hecho histórico con múltiples testimonios que lo corroboran desde hace siglos y reconocidos por los propios franquistas. Se los podrán contar los mismos personajes que el mismo Ussía menciona, desde Larramendi a Barandiarán, pasando por Astarloa». Barandiarán, el sabio de Ataun, jamás tuvo problemas con el régimen de Franco. Sí pudo tenerlos, y por ello vivió varios años en Argentina, Isaac López de Mendizábal, no por problemas lingüísticos, sino políticos. Desde 1931 a 1935, en plena Segunda República, Mendizábal fue presidente del «Euskadi Buru Batzar», máximo organismo del PNV, partido confesional y de ultraderecha que combatió en la Guerra Civil del lado republicano. Pero no Larramendi y Astarloa. El jesuita Manuel Garagorri Larramendi – eligió su segundo apellido-, filólogo formado en la Universidad de Salamanca, nació en Andoaín, Guipúzcoa, en 1690 y falleció en Loyola, Azpeitia, Guipúzcoa, en 1766. Y don Pablo Pedro de Astarloa, vio su primera luz en Durango, Vizcaya, en 1752 y falleció en Madrid en 1806. Si el General Franco intentó y consiguió reprimirlos y perseguirlos por difundir y publicar sus obras sobre el vascuence, a Franco habría que añadirle a su primer nombre Francisco el segundo de Matusalén. Porque según sus biógrafos, Francisco Franco Bahamonde nació en El Ferrol en 1892, prueba irrefutable de que no compartieron oxígeno al mismo tiempo sobre la tierra.

Y no tengo más que decir, como zanjaba Fraga las conversaciones ingratas.