El frente de la libertad
Soy europeo, y agradezco todos los días a Israel que sea nuestra avanzadilla, la frontera atacada y sangrada del siglo XXI , la frontera de la libertad, que nos ampara del terrorismo anclado en el Medievo
En 1948 se crea el Estado de Israel. Un territorio similar se adjudica a Palestina, que renuncia a su nueva condición. En Israel viven, trabajan y se ganan la vida decenas de palestinos que son tan ciudadanos de Israel como los judíos. Israel, situado en el Medio Oriente y rodeado de enemigos que sólo aspiran a su exterminio, es el frente de la libertad, una nación europea, una democracia consolidada y el muro de contención con el que cuenta Europa para defenderse del terrorismo de Hamás e Hizbulá, financiado por Irán. Sobra echar una ojeada para saber quiénes están con Israel y quiénes en contra. En España, los comunistas, parte del socialismo, el ultrafeminismo, el ecologismo sandía, los cheguevaristas, los terroristas y los cómicos idiotas. Los del arcoíris se manifiestan con pancartas en apoyo a Hamás, que ha atacado a Israel con 5.000 misiles entregados por Irán. Mil muertos y más de 300 rehenes, niños incluidos, en manos de los energúmenos. La libertad que tienen mis viejos compañeros en Antena-3 de Gomaespuma, la defienden los israelitas. Sus queridos amigos de Hamás ya les habrían cortado la cabeza. Fesser, como buen izquierdista, vive en los Estados Unidos, no en la franja de Gaza. Los multicolores que llaman asesinos a los israelitas por defenderse de 5.000 misiles, los LGTBI españoles, saben que en los dominios de Hamás y de Irán, los homosexuales son colgados de las grúas, las mujeres acusadas de infidelidad apedreadas hasta la muerte, y las lesbianas «no existen». Según ellos, las lesbianas son consecuencia de la degeneración social del mundo occidental. En Israel, la comunidad que se reúne bajo las siglas de Irene Montero y Yolanda Díaz es tan libre como en España, Francia o Dinamarca.
A Israel, en 1948, le entregaron un desierto que han convertido en un vergel. Después de cumplir con sus trabajos y obligaciones, los judíos que emigraron al nuevo Estado trabajaban dos horas en las plantaciones de cítricos. Miles y miles de hectáreas que por las noches, para evitar los efectos de las heladas en el desierto, cubrían con plásticos. Hoy compiten sus productos en los mercados internacionales con los de España, Italia, Grecia, Francia y los Estados Unidos. Los podemitas, filoterroristas, los cómicos subvencionados, los bardemes que no pagan a sus empleados, los narcoterroristas que defienden Santiago, Pablo Iglesias, Yolanda Díaz, la Montero y Echenique, se sienten escandalizados porque Israel ha respondido al ataque por sorpresa de 5.000 misiles de Hamás sobre su territorio. Mujeres asesinadas y violadas, que en nada estremecen a las farsantes del ultrafeminismo español. En Prisa, para dar noticia de la aparición de 240 cadáveres de asistentes a un concierto de música, y para evitar mencionar la voz de «asesinados», se ha utilizado un truco de lenguaje tan miserable como perverso. «Se han encontrado 240 cadáveres».
Con Hamás en el poder, con Irán dominando Hamás, no quedaría en Prisa títere con cabeza, empezando por las de Pepa Bueno y Ángeles Barceló. Hamás es el terrorismo internacional e Israel es Europa y occidente. Pero el jueguecito de la farsa, tan cansina como insoportable, es situar al llamado «progreso» del lado de los terroristas del siglo XI.
Estoy y estaré siempre con una nación democrática que vota para elegir a sus gobernantes. Que trabaja. Que garantiza la libertad religiosa. Que cuenta con un Poder Ejecutivo, un Poder Legislativo y un Poder Judicial independientes. Que ampara la libertad de sexo. Y que cuenta con la fuerza militar necesaria e imprescindible para defenderse –y defendernos– del odio de la Edad Media armado hasta los dientes por sus padrinos petrolíferos. Soy europeo, y agradezco todos los días a Israel que sea nuestra avanzadilla, la frontera atacada y sangrada del siglo XXI , la frontera de la libertad, que nos ampara del terrorismo anclado en el Medievo.
Israel no ha atacado. Ha sido bombardeada con 5.000 misiles de sorpresa. Un «Pearl Harbor» en el desierto. Y los atacantes lo pagarán, aunque se manifiesten en España y resto de Europa los cómodos imbéciles.