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Cosas que pasanAlfonso Ussía

El buitre dominante

Es el gran apoyo de Pedro Sánchez, y estoy seguro de que Pedro Sánchez se siente profundamente orgulloso de tener como principal valedor a un chico de estas características

Por ahora, es el único apoyo seguro de Sánchez para superar la investidura. Se llama Arnaldo Otegui y es el que manda en EH Bildu. Previamente fue terrorista activo en la ETA, ordenó el asesinato de Juan de Dios Doval en San Sebastián, y se le responsabiliza de nueve secuestros. Un gran apoyo para Sánchez. Participó en el secuestro fallido de Gabriel Cisneros, que en su huida recibió un balazo en el vientre, principio de su fin. Y en el de Javier Rupérez y Luis Abaitua. Fue un terrorista misericordioso. Meditaba todos los detalles. «El tío estará en el capó, metido en un saco, esposado. El día que lo tengas en el zulo, me mandas un correo». Extraordinario y arriesgado trabajo de Leyre Iglesias publicado en El Mundo. Su celo en los detalles resulta conmovedor. «En caso de problemas, lo ajusticiamos». Un gran apoyo para Pedro Sánchez.

Su actividad como terrorista en comandos asesinos no fue duradera. Eligió el terrorismo de despacho, mucho más cómodo. Fue detenido, y en la cárcel, como un héroe de las Vascongadas, se declaró en huelga de hambre. A los seis días de huelga, había engordado ocho kilos. Hizo estrictamente la huelga de hambre, hasta el final, gracias a los paquetes que recibía con chistorra, latas de «foie-gras», pescados ahumados y todos esos alimentos que se consumen habitualmente en las huelgas de hambre. Zapatero le bautizó como «hombre de paz». Y por la paz, sólo por la paz, Sánchez lo eligió como el más leal socio para sus proyectos.

Su vida encierra una tragedia. Los nacionalistas, los separatistas y los amigos del terrorismo vasco, han demostrado una gran imaginación inventándose nombres «euskéricos» traduciéndolos del español. Nombres que jamás utilizaron los vascos. Pero nadie consiguió vasconizar el nombre de Arnaldo, muy feo y proveniente de la Alta Castilla. Algunos sabios defendieron que Arnaldo, en vascuence, se podría traducir por «Ellande» o «Eñaut». Pero Otegui, que en su niñez en Elgóibar era conocido por Arnaldito, se tuvo que conformar con seguir siendo Arnaldo, como el Conde Arnaldos del romance. Según cuentan los expertos en onomásticas, el primer Arnaldo fue un abad benedictino de Santa Justina de Padua. Nombre de origen germánico, fusión de ara-ald, que significa «águila dominante». Arnaldo fue encarcelado por el tirano Azzelino y falleció de hambre y sed en prisión en 1255. No le llevaron chistorras. Pero se quedó en Arnaldo, porque inventarse un Arnaltz, un Arnaldika o similar, resultó excesivamente chocante. Y ese, y no otro, fue el motivo que le llevó a hacerse terrorista de la ETA. Su padre se llamaba Ascensio, muy castellano, y su madre Lolita de Mondragón, como muy folclórico. El hombre no pudo superar la situación y se dedicó a ordenar asesinatos y secuestros. Una salida lógica y comprensible. Pedro Sánchez, cuando habla con él, le dice «Arni», y Arnaldo, que está falto de cariño, en correspondencia le ha garantizado su pleno apoyo.

Pero con todo el respeto que me merece, como mujer y madre, doña Lolita de Mondragón, hay que reconocer que «Arni» no supo medir su frustración, y se convirtió en un hijo de la gran puta, no en el sentido literal, sino en el personal e intransferible. Como «águila dominante» –en su caso, buitre dominante– del terrorismo etarra, jamás ha dado muestras de arrepentimiento por sus crímenes y secuestros directos o indirectos, ni ha colaborado con la Justicia para ayudar a esclarecer los 300 casos de acciones terroristas, con muertos y heridos, que no se han podido resolver.

Pero es el gran apoyo de Pedro Sánchez, y estoy seguro de que Pedro Sánchez se siente profundamente orgulloso de tener como principal valedor a un chico de estas características.

Aunque se le están torciendo los rumbos.

Apoyarse en asesinos y secuestradores no es habitual. Y hasta puede enfadarse la Von der Leyen, el amor germano.