Fundado en 1910
El astrolabioBieito Rubido

Yolanda y yo

Nos gobiernan unos aficionados, pero con el agravante de que carecen de la buena voluntad que todo lo puede perdonar

En España se hace mala política porque tenemos una mala clase política. Así de sencillo. El espectáculo que ayer nos brindaron dos aficionados, «Yolanda y yo», al contarnos cómo va a ser la arcadia feliz de una España nuevamente gobernada por la alianza socialcomunista, es la mayor evidencia de mi afirmación inicial. Nos gobiernan unos aficionados, pero con el agravante de que carecen de la buena voluntad que todo lo puede perdonar. Ayer desgranaron una serie de medidas orientadas, todas ellas a hacer ciudadanos más pobres, menos competitivos y, lo que es peor, menos libres. El odio a la libertad por parte de la extrema izquierda comienza a dar miedo.

Vayamos por partes. Dos iniciativas de los socialcomunistas: la ley del «solo sí es sí» y la de ley de los alquileres. Una rebaja la pena a más de un millar de delincuentes sexuales y coloca a más de cien en la calle; la otra reduce en un treinta por ciento la oferta de vivienda de alquiler. Ahí tienen dos buenos ejemplos de lo que consiguen con sus iniciativas «Yolanda y Yo». ¿Quiere usted trabajar más horas para crecer económicamente? No le van a dejar. ¿ Quiere usted obtener más beneficios para distribuirlos entre sus accionistas? Lo van a castigar. ¿Quiere usted volar? Se lo van a prohibir. «Yolanda y Yo» son los mayores enemigos de la libertad ahora mismo en España. Por consiguiente, son los más hostiles a la idea de progreso. De nuevo nos llevan a las cavernas del pasado, donde ellos pretenden dictar todas las normas sin admitir crítica alguna. Estamos ya en un estadio predemocrático que ya solo puede resolver la ciudadanía en las próximas elecciones. Si es que llegamos a ellas con garantías. Aunque no deja ser toda la performance de ayer una cortina de humo para que no hablemos de Puigdemont y la infamia de amnistiar a golpistas.