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Post-itJorge Sanz Casillas

Investir a Sánchez me ha costado 310 euros (de momento)

Y todo esto sin contar los destrozos de diez años de 'procés'. Sin contar el dinero malversado, los contenedores quemados, los adoquines rotos...

Dado que a buena parte de España le tiene sin cuidado que la amnistía vaya a reventar el principio de igualdad entre españoles, no queda otra que hacer pedagogía con cuánto nos va a costar la investidura de Pedro Sánchez. En una sola tarde, nuestro presidente en funciones ha limado los detalles del 'alivio penal' al procés, les ha transferido los Cercanías y les ha perdonado 15.000 millones de la deuda que habían contraído con el Estado (es decir, con el conjunto de los ciudadanos).

Haciendo una cuenta bastante gruesa, si dividimos ese dinero entre todos los españoles –desde el último recién nacido hasta el próximo en irse– tocamos a unos 310 euros por cabeza, que serían más si excluimos de la cuenta a los catalanes que se verán beneficiados por este atraco. Si afinamos el cálculo otro poco y dividimos entre los mayores de edad, tocamos a 400 euros. Y si lo hacemos entre la población ocupada pondríamos a escote 705 euros, lo cual no está mal si tenemos en cuenta que nadie nos ha preguntado si queremos participar en la derrama.

Y todo esto sin contar los destrozos de diez años de procés. Sin contar el dinero malversado, los contenedores quemados, los adoquines rotos. Todo esto sin contar el Presupuesto de la Acción Exterior o la factura del gas de Waterloo. Por ponerlo en perspectiva, y ahora que ha sido la Jura de Leonor, esos 15.000 millones equivalen al presupuesto de la Casa Real para los próximos 1.600 años, que sabe Dios dónde estaremos. Tan preocupados que estaban PNV, ERC y Junts por la Corona y resulta que eran ellos mucho más caros.

A Félix Bolaños y Salvador Illa se les llenaba ayer la boca de «convivencia», «estabilidad», «reencuentro», cuando lo único que hay aquí es desigualdad, oportunismo y genuflexión. No hay una demanda social, no hay ni una sola línea en el programa del PSOE que defienda la amnistía. Solo un montón de hemeroteca de sus ministros rechazándola y un interés individual: la supervivencia personal de Pedro Sánchez, al que no se le conoce oficio anterior a la política. La amnistía no se hace ni por España ni por la concordia entre autonomías, sino por algo tan vulgar como la pasta; la permanencia de un hombre que ha perdido tres de las cinco elecciones a las que se ha presentado. No hay una «mayoría social», sí una minoría interesada.

Desde el punto de vista penal, querido lector, solo hay una cosa que nos diferencia a usted y a mí de Puigdemont, Junqueras y el resto de delincuentes que el Gobierno se ha propuesto rehabilitar: que no tenemos voto en la próxima investidura. Por eso a ti nadie te perdonará un despiste en la Declaración de la Renta o una multa de velocidad. La España a la que vamos te sancionará por atar el perro a la puerta de un Mercadona, pero premiará a quienes se gastaron tu dinero en sembrar el odio entre vecinos.