¿Qué entendemos por reconciliación?
Sánchez está negociando la gobernabilidad de España con quien quiere acabar con ella. Sería ideal dejar a un lado el rencor y volver a caminar juntos por la senda de la Constitución, y Puigdemont el primero, pero no creen en ello
Entre las muchas mentiras que Sánchez ha dicho a los españoles se encuentra su teoría de que la cesión en tantas materias, amnistía incluida a los golpistas independentistas catalanes, es una iniciativa para la reconciliación entre unos y otros: constitucionalistas con sediciosos. Para ello sería bueno que los golpistas mostrasen arrepentimiento y se comprometiesen a vivir en concordia bajo el paraguas de la Constitución de 1978. Se trataría de demostrar que la generosidad de unos recibe una justa compensación. Si se restableciese el Estado de Derecho en Cataluña y los independentistas no amenazasen con volver a hacerlo, pues tal vez podría tener sentido una amnistía. Pero todos sabemos que no es así. En realidad, es la factura que pasan los grupos minoritarios, orientados a destruir España, para que Sánchez siga durmiendo en su colchón de la Moncloa.
Hay un malestar creciente en España. Ya escribí en días pasados que en esta ocasión Sánchez ha apostado muy fuerte y se está equivocando en su cálculo. Si llega a amnistiar a Pujol por sus delitos de corrupción, llevará a España directamente a la anomia. Los independentistas conocen la debilidad de Sánchez. Cuenta con apenas 121 escaños. Lo demás será prestado y lo pagará con el patrimonio de todos los españoles –el económico, el emocional y el legal– . Es ahí donde comienza el error definitivo del dirigente del PSOE. No puede meter la mano ya no en el bolsillo, sino en las emociones.
«No puedes negociar la paz con alguien que ha venido a matarte», afirmó en una ocasión Golda Meir. Pues eso está haciendo Sánchez, negociando la gobernabilidad de España con quien quiere acabar con ella. ¿Qué puede salir bien de ahí? Sería ideal dejar a un lado el rencor y volver a caminar juntos por la senda de la Constitución, y Puigdemont el primero, pero no creen en ello. Por eso vuelvo a preguntar qué es exactamente lo que van a desinflamar cuando en realidad están echando más leña al fuego.