Sánchez ya está por encima de la ley
Un tipo como Sánchez, demostrado está, con ansias ilimitadas de seguir en el poder no advierte impedimentos legales algunos para conseguir sus objetivos. Es, en efecto, un peligro para la democracia
Dice bien Aznar: Sánchez es un peligro para la democracia. Y para España. Un psicópata narcisista; un doctor Jekyll de la política que un día aparenta cierto sentido institucional de lealtad a la heredera de la Corona y a la Constitución y al siguiente deviene en míster Hyde como un sujeto perverso con licencia para socavar la Ley Fundamental y cuestionar al Tribunal Supremo y a nuestro ordenamiento jurídico.
Un tipo como Sánchez, demostrado está, con ansias ilimitadas de seguir en el poder no advierte impedimentos legales algunos para conseguir sus objetivos. Es, en efecto, un peligro para la democracia.
La humillación ante Puigdemont seguida de la rendición-cesión en todo lo que le ha exigido Junqueras a cambio de sus votos, evidencia su desvergonzada, decidida e ilimitada voluntad de traspasar cualquier línea roja con tal de seguir en la Moncloa e impedir la alternancia política, o sea que la derecha consiga el Gobierno. Así lo admitió ante el autocomplaciente y lanar comité federal socialista. De eso se trata: gobernar, no por el interés de España como dijo ante la actitud ovina de sus conmilitones, sino para que el PP no lo haga, tal y como admitió a renglón seguido.
Y para ello se ha puesto de hinojos ante un delincuente y cobarde Puigdemont que está jugando con la ansiedad que le provoca el no haber conseguido aún su venia, después de obtener la de Junqueras, para ser investido mientras sube el precio de sus votos y deja claro que quien tiene el botón del mando y la llave del gobierno de España está en Waterloo y no en Barcelona dándose el pico con «Gracita» Bolaños.
Con ERC, Sánchez, ha capitulado en todo lo que le ha exigido: amnistía, referéndum, mediador-relator, nación catalana, condonación de la deuda y hasta la desvertebración ferroviaria de España.
Sánchez privilegia a Cataluña por un puñado de votos mientras agravia al resto de comunidades que inevitablemente se rebelarán contra la felonía de materializar la desigualdad jurídica y económica entre españoles.
Con este proceder otorgará pasaportes de ciudadanía de primera a los golpistas, amnistiando sus delitos políticos y económicos, que además reciben como premio añadido el perdón de la deuda, más inversiones para Cataluña y el regalo de las Cercanías de Renfe.
Según la ministra de Hacienda era un bulo de la derecha la condonación de los 15.000 millones de euros de deuda. Según la ministra de Transportes, era ilegal el traspaso integral de Cercanías a la Generalitat ya que la red ferroviaria es de interés general del Estado y no se puede trocear al afectar al transporte de viajeros y mercancías y servir de comunicación entre las diferentes comunidades autónomas.
Una y otra han quedado desmentidas por los hechos y retratadas en su desvergüenza. Pinocho al lado de Sánchez y sus ministros-as fue un aprendiz.
«Chiqui» Montero recompensará con 15.000 millones de euros la mala gestión económica del separatismo y gracias a Sánchez, si así lo quiere la Generalitat, los catalanes podrán viajar en tren hasta gratis con cargo al resto de españoles. El déficit de Rodalies, trenes e infraestructuras, lo pagará siempre el Estado.
Y la subasta continúa. La compra de votos pudiera incluir en la amnistía a los «Pujolone», Jordi Pujol y familia, procesados y pendientes de juicio por corrupción y llevárselo «calentito», como al parecer está exigiendo el prófugo de Waterloo.
Después vendrán las cesiones al PNV, pendiente de lo suyo, e incluso a Podemos cuyos cinco diputados, si no mantiene los dos ministerios, amenaza con aguarle la fiesta al felón.
Queda claro que la investidura de Sánchez está por encima de la ley, de la Constitución y de todos los escrúpulos y principios políticos imaginables.
Frente a ello, volviendo a las palabras de Aznar, todos los esfuerzos, movilizaciones ciudadanas, iniciativas judiciales y de la oposición en el Senado, donde el PP tiene mayoría, serán necesarios para obstaculizar esta traición y recordarle a esa parte de la sociedad anestesiada y desinhibida, incluidos los votantes socialistas, que Sánchez no recibió el apoyo electoral para perpetrar la infamia de rendir la Constitución y la Justicia a golpistas, malversadores, corruptos y terroristas y para romper la igualdad de los españoles a cambio de siete votos que le permitan seguir en el Gobierno.