Peor que Etiopía
El milagro de los panes y los peces, una bobada comparado con el milagro de los cien millones de pobres en España
Los españoles vivimos inmersos en calamidades. Me sitúo en el primer acto de Los Extremeños se tocan de don Pedro Muñoz-Seca. El vestíbulo de un balneario. Y una joven limpiadora que recita musicalmente su melancolía.
De vivir en la estrechez.
¡Qué ganas tengo, Dios mío
De morirme de una vez!
Al paso que vamos, en unos años, los veraneantes en las costas de Etiopía organizarán cenas benéficas por los pobres de Marbella y Sotogrande. Porque la pobreza se ha adueñado de España de manera brutal y sin vuelta de hoja. Nos lo ha confirmado Yolanda Díaz, que nunca se equivoca. Y lo ha hecho sin dejar resquicio alguno a la duda. «A veces los datos parecen fáciles, pero no lo son. Hay cien millones de personas pobres en España». Somos tan pobres, que hay más del doble de pobres en España que españoles.
De acuerdo al último censo, que data de 2021, en España conviven, se quieren y se aborrecen 47,2 millones de habitantes. De esos 47, 2 millones de habitantes, trabajamos –calculado a ojo de buen cubero– unos diez millones. Garzón no cuenta. De esos diez millones, más de la mitad, a pesar de su trabajo, coquetean con las necesidades económicas. El socialismo socializa la ruina de todos exceptuando la de sus dirigentes. No lo digo yo, lo dijeron Churchill, Adenauer y Reagan. Y Jacques Rueff, el defensor del Patrón Oro frente al Patrón Dólar. Una pobreza general afectaría en España a 40 millones de españoles. Pero los datos aportados por la vicepresidente Díaz son de muy difícil discusión. Lo han hecho tan mal que hemos alcanzado la escalofriante cifra de cien millones de pobres. Para ello, sería necesario que durante muchos años, nacieran en España por cada matrimonio, pareja, o compañeros de hecho –descuidos aparte– más de veinte niños por familia, como los que tuvo con su mujer Chuchi Fragoso del Toro, 22 hijos. Pero un embarazo no garantiza un nacimiento. En España, por mil hijos que nacen, cinco mil son asesinados antes de nacer en las clínicas abortistas. De ahí mi consternación al enterarme por la vicepresidente del Gobierno de nuestros cien millones de pobres. ¿Dónde los tienen escondidos?
Cincuenta millones de españoles ocultos no los podría reunir ni Stalin en sus muchos y espaciosos campos de concentración de la Unión Soviética. A la gala de los premios Goya asisten, más o menos, unas tres mil personas, y a mí se me antojan muchísimas. Pero tres mil personas se pueden amaestrar, y más si pertenecen al mundo del Cine, y tenerlos contentos en un teatro durante unas horas. Pero a cien millones de pobres no hay quien los sujete. Y si Yolanda Díaz ha dicho que somos cien millones los pobres de España, toda reacción basada en la duda resulta excesivamente impertinente. Yolanda puede confundir lo cómico con lo cósmico, la vaca con la beca, el sol con su sol, que es su papá según parece, pero… ¡cien millones de españoles pobres!... Eso no se puede confundir con nada.
Propongo pues, que desde ahora, las fiestas sociales que se organizaban en España en beneficio de los pobres de Etiopía, Somalia, Biafra y las islas Molucas Selatán, se organicen en aquellos países a favor de los pobres de Madrid, Barcelona, Sevilla, Palma, Marbella y Sotogrande. A ver si conseguimos, poco a poco, rebajar la cifra de cien millones de pobres y estabilizarnos en los 90 ó 95, que son muchos, pero más sobrellevables.
El milagro de los panes y los peces, una bobada comparado con el milagro de los cien millones de pobres en España.
Gracias por la información, doña Yolanda.